Cronica de Enrique IV . n-tarse amargamente, suplicándoles se compadecie-sen de una miserable que sólo tenía aquella ropa,y si deseaban apoderarse de otras de más valor,entrasen á saco en la posada donde se albergabael riquísimo anciano. Logró convencerles, y bienpronto, en la primera acometida, encontrándole 5o A. DE PALENCIA débil, enfermo y abandonado de sus gentes ocupa-das en el cuidado de las cabalgaduras, le hirierongravemente á lanzazos y le dejaron medio muertodespués de robarle cuanto tenía. En el registrodel rico bagaje encontraron cartas del Rey de-Portugal y se las enviaron á la r
Cronica de Enrique IV . n-tarse amargamente, suplicándoles se compadecie-sen de una miserable que sólo tenía aquella ropa,y si deseaban apoderarse de otras de más valor,entrasen á saco en la posada donde se albergabael riquísimo anciano. Logró convencerles, y bienpronto, en la primera acometida, encontrándole 5o A. DE PALENCIA débil, enfermo y abandonado de sus gentes ocupa-das en el cuidado de las cabalgaduras, le hirierongravemente á lanzazos y le dejaron medio muertodespués de robarle cuanto tenía. En el registrodel rico bagaje encontraron cartas del Rey de-Portugal y se las enviaron á la reina gran trabajo pudieron los despojados cria-dos del Comendador llevarle á la aldea más pró-xima, y desde allí avisaron la desgracia á suyerno, noble caballero partidario de D. Fernando,Gonzalo de Avila, que trasladó al herido á To-rralba, donde á pocos días murió el infeliz an-ciano. Creí deber hacer aquí mención del suceso porcuanto ambos partidos le concedieron CAPITULO III Sucesos ocurridos en Andalucía y en las fronteras-de Portugal.—Expediciones terrestres y marí-timas. urbaron la alegría de los portuguesespor la prisión del Conde deBenavente losfracasos de aquellos días en sus expedi-ciones por tierra y por mar. El continuado favorde la fortuna y, sobre todo, las inmensas riquezasadquiridas en sus felices empresas marítimas, leshabían hecho creer que podrían dominar á su an-tojo en las costas occidentales. Por sus frecuentesnavegaciones por el Mediodía se habían erigido enseñores del litoral etiópico, hasta el punto de queá cuantos castellanos se encontraban por aque-llos mares sin permiso del rey D. Alfonso, los ha-cían morir entre atroces tormentos. Convertían:en soberbia pompa los tesoros acumulados con lapresa de cautivos etíopes y el cambio de vilesmercancías por pimienta y oro; y con la jactanciade haber vuelto las más veces á su casa con gran-des riquezas y hecho á su patria, antes po
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