. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. primera vez sienta el pie en el umbral de estaiglesia, párase sobrecogido de una impresión como de temor, yla majestad inmensa del interior anonada todo pensamiento te-rrestre é hinche su alma de un ardor sublime. Tres naves vas-tas, largas y altísimas se tienden profundamente, divididas porsiete pares de pilares delgadísimos y elevados; y la vista atóni-ta recorre de una ojeada todo aquel recinto grandioso en quelas columnas por su misma delgadez desaparecen ante las proporciones del todo. Digno es aquel lugar de ser casa de un Diosinm


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. primera vez sienta el pie en el umbral de estaiglesia, párase sobrecogido de una impresión como de temor, yla majestad inmensa del interior anonada todo pensamiento te-rrestre é hinche su alma de un ardor sublime. Tres naves vas-tas, largas y altísimas se tienden profundamente, divididas porsiete pares de pilares delgadísimos y elevados; y la vista atóni-ta recorre de una ojeada todo aquel recinto grandioso en quelas columnas por su misma delgadez desaparecen ante las proporciones del todo. Digno es aquel lugar de ser casa de un Diosinmenso, y bien á su inmensidad corresponden las ideas que laprofundidad y atrevimiento de las bóvedas inspiran; el canto delos sacerdotes se desparrama y se pierde como voces de corosinvisibles, y los sones del órgano semejan con su trompeteríaruidosas amenazas, ó con sus flautas murmurios de fuentes quese difunden. Las capillas arrójanse á grande altura esbeltas yagudas; y sobre ellas ábrense ventanas no menos ligeras y ele- ISLAS BALEARES. PALMA. — Interior de la Catedral bqS ISLAS BALEARES vadas, tapiadas casi todas, y en su parte superior adornadascon tres aberturas circulares que les dan cierto aire templos vencen á éste en osadía, y pocos han cantado lagrandeza é inmensidad del Señor con tal altura de bóvedas, contal arrojo en los arcos y con tanta ligereza en las columnas. Su proximidad con el género bizantino aún debió de influiren su traza: sus tres naves no se reúnen en ábside detrás delpresbiterio, sino que rematando á la usanza antigua en tres ca-pillas, la que corresponde á la nave mayor prolóngase comoformando otra nave, y toma el nombre de Real. Lo mismo quela catedral de Gerona (i), allí pierde el edificio sus grandes di-mensiones; y como desde el arco de la Capilla Real hasta labóveda de la nave queda un vasto lienzo de pared, el gran rose-tón que en él se abre le comunica cierta apariencia de frontispi-cio : con


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