La Mujer . roz de aquella mujer, pense impedía su apariciónnunca se me habría LA MUJER\ Album de las Familus 15 que quizás tendría razón, que mi hermano estaba venga-do y que el castigo era cruelísimo. Resolví, pues, aban-donarla. ¿Qué sacaba con prolongar semejante entre-vista? ^rv-f Entretanto ella recorría el aposento con pasos preci-pitados. De repente se detuvo, y con acento penetrante yapasionado empezó á hablar, como si se hubiera olvidadode mi presencia. —Estamos en la orilla del río que corre y se estrella contra la ribera ¡Ah! Estamos solos y caminamos juntos, lejos de to-dos. ¡Torpe


La Mujer . roz de aquella mujer, pense impedía su apariciónnunca se me habría LA MUJER\ Album de las Familus 15 que quizás tendría razón, que mi hermano estaba venga-do y que el castigo era cruelísimo. Resolví, pues, aban-donarla. ¿Qué sacaba con prolongar semejante entre-vista? ^rv-f Entretanto ella recorría el aposento con pasos preci-pitados. De repente se detuvo, y con acento penetrante yapasionado empezó á hablar, como si se hubiera olvidadode mi presencia. —Estamos en la orilla del río que corre y se estrella contra la ribera ¡Ah! Estamos solos y caminamos juntos, lejos de to-dos. ¡Torpe! Si hubieras leído en micorazón, ¡i,te acercarías tanto al ladodel precipicio^ ¿Te parece qüe porquete quise una vez, ahora te perdonaría^Ese amor ya no existe Lo arran-caste de mi corazón con tus cruel-dades El río corre con furia y se estrella contra las piedlas.¿Quién podrá salvarse al caer enél? Si yo me persuadie-ra de ello, ¡cuán fácil me se-ría verme libre! Oigo la. voz de las aguas Nos acercamos á un chorro peli- l groso Estamos en lo alto de una roca ¡Torpe Te acercas mucho á la orilla, miras el fondo de la co-rriente ¡Ah! ¡Aprovecharé esta oportunidad! ¡Ay! ¡Dios mío! Al decir las últimas palabras hizo el ademán de queempujaba á alguien. Comprendí que representaba una es-cena de aquella tragedia. —¡Libre! ¡Libre! Gritó luego riendo y palmeteando.¡Ah! Corriente encantadora, no le sueltes, no le ástrale lejos ¡Oh! ¡Está nadando! Pero es pre-ciso que los chorros lo ahoguen ¡Sí, sí! ¡Ahógale, agua! ¡Despedazadlo, piedras! Ya no puede más ya no nada, se lo lleva la corriente, se lo lleva río aba-jo! Pero, ¿qué veo? Vuelve la cara hácia mí. Sabe que yo quise matarle Me mira con unos ojos horri-bles, horribles, horribles ¡Me maldice! ¡Se hundiól ¡Se hundió! ¡Desapareció para siempre! Iba á salir del aposento, profundamente impresiona-do, pero Judit, de un salto, estuvo á mi lado, me ar


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