. El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha. odía responder palabra , yél lo pasara mal , según estaba ciego DonQuíxote, si las señoras del coche, que has-ta entonces con gran desmayo habían mi-rado la pendencia , no fueran adonde es-taba , y le pidieran con mucho encareci-miento les hiciese tan gran merced y fa-vor de perdonar la vida á aquel su escu-dero. A lo qual Don Quíxote respondió conmucho entono y gravedad: por cierto, fer-mosas señoras , yo soy muy contento dehacer lo que me pedis; mas ha de ser coauna condición y concierto , y es que estecaballero me ha de prometer de ir al lu-g


. El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha. odía responder palabra , yél lo pasara mal , según estaba ciego DonQuíxote, si las señoras del coche, que has-ta entonces con gran desmayo habían mi-rado la pendencia , no fueran adonde es-taba , y le pidieran con mucho encareci-miento les hiciese tan gran merced y fa-vor de perdonar la vida á aquel su escu-dero. A lo qual Don Quíxote respondió conmucho entono y gravedad: por cierto, fer-mosas señoras , yo soy muy contento dehacer lo que me pedis; mas ha de ser coauna condición y concierto , y es que estecaballero me ha de prometer de ir al lu-gar del Toboso, y presentarse de mi parteante la sin par Doña Dulcinea , paraqueella haga del lo que mas fuere de su vo-luntad. Las temerosas y desconsoladas se-ñoras, sin entrar en cuenta de lo que DonQuíxote pedia, y sin preguntar quien Dul-cinea fuese, le prometieron que el escude-ro haría todo aquello que de su parte lefuese mandado. Pues en fe de esa palabra,yo no le haré mas daño, puesto que melo teola biea merecido. CAPITULO X. DE LOS GRACIOSOS RAZONAMIENTOS QUE PASARON ENTRE DON QÜIXOTE Y SANCHO PANZA SU ESCUDERO (lOO). JL a en este tiempo se había levantadoSancho Panza algo maltratado de los mo-zos de los frayles , y habia estado atentoá la batalla de su señor Don Quixote , yrogaba á Dios en su corazón fuese servidode darle vitoria , y que en ella ganase al- 114 DON QUIX OTE. guna ínsula de donde le hiciese goberna-dor , como se lo había prometido. Viendopues ya acabada la pendencia , y que suamo vo%j^ á subir sobre Rocinante , lle-gó á tenerle el estribo, y antes que subiesese hincó de rodillas delante del , y asién-dole de la mano, se la besó y le dixo: seavuestra merced servido , señor Don Qui-xote mió, de da rme el gobierno de la Ín-sula que en esta rigurosa pendencia se haganado , que por grande que sea , yo mesiento con fijerzas de saberla gobernar, taly tan bien como otro que haya goberna-do Ínsulas en el mundo. A lo qual


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