La Mujer . da seño-ra. Esta aristocrática da-ma posée las cualidadesmás sobresalientes parabrillar en el gran mundocon resplandores de as-tro de primera magnitud,pues además de su belle-za y elegancia nada co-munes, está dotada de unmaravilloso talento quele permite hacer verda-deros derroches de inge-nio en su amenísima con-versación; de modo queno es de extrañar quecon tan invidiables pren-das haya conquistado enseguida las simpatías yhasta el cariño del mun-do elegante de BuenosAires. Es por consiguiente esta señora unauxiliar poderoso de su marido, porquelos diplomáticos tienen muchas vece


La Mujer . da seño-ra. Esta aristocrática da-ma posée las cualidadesmás sobresalientes parabrillar en el gran mundocon resplandores de as-tro de primera magnitud,pues además de su belle-za y elegancia nada co-munes, está dotada de unmaravilloso talento quele permite hacer verda-deros derroches de inge-nio en su amenísima con-versación; de modo queno es de extrañar quecon tan invidiables pren-das haya conquistado enseguida las simpatías yhasta el cariño del mun-do elegante de BuenosAires. Es por consiguiente esta señora unauxiliar poderoso de su marido, porquelos diplomáticos tienen muchas veces quedesarrolar sus planes no solo en los cír-culos políticos sino también en los salo-nes aristocráticos donde la inñuencia delas señoras es á veces decisiva- De aguíla importancia que tienen en la políticalas señoras de los diplomáticos, puesmientras las de los militares, por ejemplo,en nada pueden ayudar á sus maridos,como no sea rogando á Dios que les ALHUM-RHVISTA «LA MUJER».


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