. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. la Católica pertenece tan-a los americanos como a los españoles; unos y otros tene-mos igual deber de amarla y enaltecerla, y unos y otros en-contramos en ella motivos comunes de legítimo orgullo, queestrechan y afirman los lazos que nos unen y nos uniránsiempre, a despecho del tiempo, la distancia y las evolucionesnaturales a que los pueblos, las razas y la humanidad toda sehalla sujeta. El nombre excelso de Isabel la Católica bastarápor sí solo para que unos y otros recordemos siempre quesomos he


. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. la Católica pertenece tan-a los americanos como a los españoles; unos y otros tene-mos igual deber de amarla y enaltecerla, y unos y otros en-contramos en ella motivos comunes de legítimo orgullo, queestrechan y afirman los lazos que nos unen y nos uniránsiempre, a despecho del tiempo, la distancia y las evolucionesnaturales a que los pueblos, las razas y la humanidad toda sehalla sujeta. El nombre excelso de Isabel la Católica bastarápor sí solo para que unos y otros recordemos siempre quesomos hermanos. Al novelar la vida de la gran reina, rindiéndole de estemodo un tributo de admiración y respeto, yo, el más humildede los españoles, saludo a nuestros hermanos de América,cumplo lo que creo un deber dedicándoles mi modesto traba-jo, les invito a que conmigo se acerquen al pedestal de nues-tra común heroína y les envío un estrecho y fraternal abrazo. A, CONTRERAS, LIBRO PRIMERO EL TRIUNFO DEL AI^OR CAPrULO PRIMERO Los galanteos de una ventera y los manejos de un ORRÍA el año de gracia de 1468; ocupaba el trono de Castilla Enrique IV, designadodespués por la historia con el sobrenombreI de el Impotente, y ardía la guerra civil en\ todo el reino, suscitada por el infante don Alfonso, a quien algunos nobles proclamaron rey, paraevitar de este modo que la corona pasase a las sienes dela princesa doña Juana, llamada despreciativamente laBeltraneja, por suponerla fruto de los ilícitos y escanda-losos amores de la reina con su favorito el apuesto caba-llero don Beltrán de la Cueva. La noche del 4 de julio del año anteriormente ci-tado, al toque de ánimas, un mozo villano, a juzgar por sutraje, detúvose ante ¡as cerradas puertas de una venta si- 8 .A. CONTRERAS Sacó de debajo de su capa un envoltorio, y lo entregóa la ventera, agregando: —Cuando la cena sirvas a don Alfonso, ofrécele esteexquisito pastel de truchas, que será muy de su


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