La captura de Sorocaima . nosotros valga pordiez. La ventaja que tienen los blancos sobrenosotros, con sus armas mortíferas y especial-mente con sus caballos, exige, de acuerdo con laestrategia que hemos planeado, un mínimo decuatro mil hombres, que atacarían divididos enmangas de a mil por cuatro vías diferentes, con-vergiendo sobre la población de Santiago de Leóólo de esa manera estaríamos en posibilidad dealcanzar la victoria. De no ser así nos exponemosa una derrota y con ella al aniquilamiento defi-nitivo de nuestros pueblos. —Lo mismo creo yo —respondió Tamanaco—.Ya una vez fracasó G


La captura de Sorocaima . nosotros valga pordiez. La ventaja que tienen los blancos sobrenosotros, con sus armas mortíferas y especial-mente con sus caballos, exige, de acuerdo con laestrategia que hemos planeado, un mínimo decuatro mil hombres, que atacarían divididos enmangas de a mil por cuatro vías diferentes, con-vergiendo sobre la población de Santiago de Leóólo de esa manera estaríamos en posibilidad dealcanzar la victoria. De no ser así nos exponemosa una derrota y con ella al aniquilamiento defi-nitivo de nuestros pueblos. —Lo mismo creo yo —respondió Tamanaco—.Ya una vez fracasó Guaicaipuro en empresa se-mejante, tan sólo por falta de coordinación, pesea que disponía de considerables fuerzas. Ahora,como hemos podido comprobarlo, la situación seha hecho mucho más difícil pues los blancos nosólo han recibido refuerzos, sino que están man-dados por ese Garci-González que no le tienemiedo a nada y es mucho más decidido, ambi-cioso y cruel que su antecesor Losada. — 116 —. —¿Y qué hacer, entonces? —exclamó Soro-caima— con gesto interrogante. ¿Dejaremos queesos hombres acaben con nosotros y sigan empa-lando impunemente a nuestros mejores soldadoscomo hicieron con Guaricurián? —¡Ay!, amigo Sorocaima —exclamó Tama-naco—. Triste es la situación y el porvenir mástrágico y negro todavía. Los blancos se hacenmás poderosos cada día y nosotros en lugar deunirnos frente a ellos, estamos desunidos y hastadesconfiamos uno de otro. Yo he llegado al con-vencimiento de que los que no estamos dispuestosa someternos y entregar nuestras tierras comoellos quieren, no nos queda otro recurso queinsistir en la guerra de guerrillas como la ve-nimos haciendo hasta ahora y morir en la no podría nunca conformarme a perder la li-bertad que me dan estas montañas, a que se meimpida navegar con tranquilidad por nuestroshermosos ríos, a respirar a todo pulmón el airepuro y refrescante que baja de las cimas deGuaraira-Rep


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