. España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . -norando las facilidades que hoy ofrecen á las invasiones: nodeben perderse de vista las lecciones de la experiencia: Navarraen los siglos xm, xiv y xv, tenía castillos y otras fortalezas desegundo orden en los territorios menos defendidos por la natu-raleza, y casi todas las torres de sus iglesias estaban guarneci-das con almenas y matacanes para que sirviesen de casas fuer-tes en los días del común peligro. No me detendré á escudriñar honras de la antigua Pompe-lón, cuyos fantaseados nombres de Athanagia, Martua, San-sueña y Bambal
. España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . -norando las facilidades que hoy ofrecen á las invasiones: nodeben perderse de vista las lecciones de la experiencia: Navarraen los siglos xm, xiv y xv, tenía castillos y otras fortalezas desegundo orden en los territorios menos defendidos por la natu-raleza, y casi todas las torres de sus iglesias estaban guarneci-das con almenas y matacanes para que sirviesen de casas fuer-tes en los días del común peligro. No me detendré á escudriñar honras de la antigua Pompe-lón, cuyos fantaseados nombres de Athanagia, Martua, San-sueña y Bambalona no pueden ya discutirse seriamente; no hede entretenerte siquiera dilucidando la ociosa cuestión de si fuéó no Pamplona edificada por Pompeyo; más aún, voy á suprimirtodas las diferentes historias y consejas que convierten en inex-tricable maraña los sucesos de los primeros años del reino dePamplona. Relación amena y hasta poética, y con visos de cer-tidumbre histórica, hubiera podido fraguarse tomando por argu- <cece<. < ViId ztí o < o J CLCL 194 NAVARRA mentó el acto de varonil arranque de Iñigo Arista, el hijo delconde bigorriano, que desprendiéndose de los riscos y ventisque-ros, inexpugnable atrincheramiento de los libres vascones y desus instituciones indígenas contra la agresión extranjera, cae so-bre la llanura, hace activa guerra en ella y consigue por fin ave-cindarse en la fuerte ciudad de que se había apoderado el mu-sulmán. Cuadros de no menor interés hubiera podido presentarteen las alianzas de los primeros reyes del Pirineo con los sarrace-nos y en sus relaciones con los monarcas asturianos. Pero meha parecido preferible descartar todo lo que pudiera ofrecersombra de duda, y venir desde luego á la claridad de la verídicahistoria. ¿Cuándo empezó á ser corte Pamplona? Los que remontaneste suceso al mismo origen de la corona pirenaica, reconocenque, no obstante haber sido mirada desde un principio esta ciu-dad como
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