América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . ales se entrecruzaban en el interior. La inclinación de la pirámide es de treintay uno á treinta y seis grados en los escombros, y de cuarenta y siete en todas las capas decimento que formaban en lo antiguo el revestimiento de la superficie entera. Esta capa es muy 304 AMÉRICA PINTORESCA gruesa y está perfectamente conservada en muchos sitios; la cubria además un estuco blancoy de brillante tersura como debian estarlo las casas y los palacios. La subida á la pirámide es penosa, sobre todo con el s


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . ales se entrecruzaban en el interior. La inclinación de la pirámide es de treintay uno á treinta y seis grados en los escombros, y de cuarenta y siete en todas las capas decimento que formaban en lo antiguo el revestimiento de la superficie entera. Esta capa es muy 304 AMÉRICA PINTORESCA gruesa y está perfectamente conservada en muchos sitios; la cubria además un estuco blancoy de brillante tersura como debian estarlo las casas y los palacios. La subida á la pirámide es penosa, sobre todo con el sol que caia á plomo sobre nosotros:pero cuando se llega á la meseta en que termina y en la que descollaba la estatua del Solchapeada de oro, se presencia un espectáculo grandioso. Entonces se puede juzgar de lainmensidad de las ruinas:—al Norte la pirámide de la Luna y el camino de los muertos,MiJiotlij bordeado de túmulos y sembrado de tumbas, y, en un diámetro de seis kilómetroscuadrados, la multitud de ruinas, mesetas y pirámides, líateles, que indican el sitio en que se. .*^T»i-^Sr^^ ^ , ^^=^^^%--~,-.~«--—.„.??-^ •?? ^fe^ v^^^^^^WÍiP^^ Pirámide en Teotihuacan (De fotografía) elevaban las pirámides y las casas, de las cuales dícese que habia más de veinte mil;—másallá, un cinturon de montañas volcánicas de tintas azuladas y severas líneas;—al Este, el pue-blo de San Martin y al Oeste el de San Juan;—al Sur, la blanca cresta del Iztaccihuatldestacándose sobre las colinas de Motlacinga:—al Sudoeste, la mirada abarca Tezcuco, el lagoy el gran valle de México para ir á perderse en las lejanas cumbres de la Cordillera. Evóquese mentalmente esta ciudad muerta, haciéndola salir de su sudario; reconstruyanseesas moradas, esos templos, esos palacios, con su revestimiento de estuco blanco que resplan-decía al sol: rodéense esos edificios de jardines unidos entre sí por esos hermosos caminos decimento encarnado, y se tendrá


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