La Mujer . tributo á la memoria de de personas, recorrieron de unextremo á otro la ciudad de BuenosAires, y cruzaron al son de marchasfúnebres la Avenida de Mayo. Entreaquel apiñamiento majestuoso, de almastristes, surgían las banderas y los estan-dartes enlutados que fuenm á ondearmelancólicamente frente al «Ktruria» quees el encargado de llevar consigo el men-saje de pésame que el pueblo entero dela He|)ública Argentina envia á la tum-ba del l{ey muerto. Y ese ])ésame esperdurable, porque se inmortalizó en co-rona de bronce. Decir cuántos miles de personas asis-tieron á la


La Mujer . tributo á la memoria de de personas, recorrieron de unextremo á otro la ciudad de BuenosAires, y cruzaron al son de marchasfúnebres la Avenida de Mayo. Entreaquel apiñamiento majestuoso, de almastristes, surgían las banderas y los estan-dartes enlutados que fuenm á ondearmelancólicamente frente al «Ktruria» quees el encargado de llevar consigo el men-saje de pésame que el pueblo entero dela He|)ública Argentina envia á la tum-ba del l{ey muerto. Y ese ])ésame esperdurable, porque se inmortalizó en co-rona de bronce. Decir cuántos miles de personas asis-tieron á la manifestación, es poco menosque imposible. En a(piella (^leada depueblo que se desbordó por nuestras ca-lles, estaba todo Buenos Aires. El desfileduró tres horas. La colmnna ocupa])acuarenta cuadras, y cuando llegaban lasprimeras filas al puerto, se ponían enmarcha las sociedades que formaronen la Pla/a del Once. En el dique número 3 el espectíiculoera imponente. Una verdadera muralla. DK LA CORONADK LA COLONIAjilTALIAN A AL CKUCKBO ETBL^IA* LA MUJEfl. Album de las Familias humana rodeaba el palco ofi-cial. El Marqués de Malaspi-iia, con los ojos arrasadosen lágrimas, saludaba á lasbanderas que se inclinabanunte el Representante de Ita-lia. El doctor José Tornassi,designado i)or el Comité Ita-liano para pronunciar el dis-curso, tomó entonces la pa-labra. Basta decir que su discur-so fué digno de la magnitudde la ceremonia que se rea-lizaba. Contestó al doctorFornassi el comandante del• Etruria» señor De Pazzi, quees á quien le toca ser enItalia intérprete del senti-miento argentino que tancolosalmente se ha exteriori-zado ante la tumba del Reycaballeresco y amigo sincerode nuestra las seis de la tarde aundesfilaban sociedades delante del palco oficial. A esa misma hora, el señor Tomás Llevato, pre-sidente del Circulo Italiano, dirigía un telégrama al general Brussati, ayudante de campo delnuevo rey, diciéndole que 15


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