La Mujer . r Mag-nasco que yo pretendo conquistar la pla-za que no quiso le dieran al renombradoprofesor de humanidades y filólogo con-sumado Callandrelli. Pero la verdad es que este doctor Mag-nasco ó le anda jugando risa al empleo deministro en ambas ramas, ó es una deesas nulidades á lo chajá, que se vuelvepura espuma, ó si tiene ingenio,—que porlo menos lo aparenta,—es uno de esos áque llama la vulgaridad «talento embote-llado», porque lo que es hasta la fecha,—¡5^ ya van días!—no ha producido algoque valga ni para una ni para olra. Xadade extraño tiene entonces que el doctorGutiérrez, ocu


La Mujer . r Mag-nasco que yo pretendo conquistar la pla-za que no quiso le dieran al renombradoprofesor de humanidades y filólogo con-sumado Callandrelli. Pero la verdad es que este doctor Mag-nasco ó le anda jugando risa al empleo deministro en ambas ramas, ó es una deesas nulidades á lo chajá, que se vuelvepura espuma, ó si tiene ingenio,—que porlo menos lo aparenta,—es uno de esos áque llama la vulgaridad «talento embote-llado», porque lo que es hasta la fecha,—¡5^ ya van días!—no ha producido algoque valga ni para una ni para olra. Xadade extraño tiene entonces que el doctorGutiérrez, ocupando el puesto que ocupa-ron Sarmiento y Zorrilla, trate de imitar-lo ó siga su ejemplo en la dirección deescuelas nacionales, donde jamás se havisto una inacción semejante. —Y va3^aesto,—como dirá el doctor ?Jagnasco, cuan-do defienda su monumental proyecto>-comoentre col y col lechuga,—que enlode edu-cación común y obligatoria andamos comoel cangrejo. Luis Rodrí de Lima


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