. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XXXV Adiós!. f L silencio y la obscuridad de la noche reinaban en el domicilio de Paredes. La servidumbre dormia y sólo una habita-ción veíase de D. Tomá no se hallaba hermano acompañábale. En los brazos de D. Rodrigo, el esposo de Teresa llo-raba. —¡No puedo renunciar á ella!--decía entre sollozos.—jLa amo! ¡Perdóname esta vergonzosa debilidad, hermanomío! Pero bien ves que mi Teresa es inocente, á pesar desu deshonra. Si de mi esposa no se tratase, tú mismo ten


. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XXXV Adiós!. f L silencio y la obscuridad de la noche reinaban en el domicilio de Paredes. La servidumbre dormia y sólo una habita-ción veíase de D. Tomá no se hallaba hermano acompañábale. En los brazos de D. Rodrigo, el esposo de Teresa llo-raba. —¡No puedo renunciar á ella!--decía entre sollozos.—jLa amo! ¡Perdóname esta vergonzosa debilidad, hermanomío! Pero bien ves que mi Teresa es inocente, á pesar desu deshonra. Si de mi esposa no se tratase, tú mismo ten-drías para con ella más indulgencia que severidad; peroel orgullo de nuestro honor se sobrepone á tus sentimien-tos. —Comprendo tu amor,—replicábale su hermano,—yno lo recrimino; lo compadezco; pero mi obligación es re- 656 A. CONTRERAS cordarte los deberes que te impone nuestro decoro. Dicesbien: si de una persona extraña se tratase, sin duda memostraría más indulgente, pero se trata de tí, de tu hon^ra, que es también mía, y no puedo transigir con la ver-güenza; tu infamia m


Size: 1046px × 2390px
Photo credit: © Reading Room 2020 / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1900, bookdecade1900, bookidisabellacatl, bookyear1900