Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . s pudo estorbar, El avergonzado conde quiso volver por su honor; masno lo piulo Conseguir por habérselo impedida Torres, q^uiantrató de sujetar su primer furia. -«> íío aborrece( Laura, por lo que acabo de ejecutarcon vuestro pailr^. Tened presente la oJ>ligacion de uuhijo honrado.—Adiós. —Cojedme á ese villano,gritó el conde furioso a í^nscriados, los cuales no pudieron oírle. Baldomcro se ausentó. Los espectadores de esta escena quedaron llenos de la ma-yor confusión, y e
Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . s pudo estorbar, El avergonzado conde quiso volver por su honor; masno lo piulo Conseguir por habérselo impedida Torres, q^uiantrató de sujetar su primer furia. -«> íío aborrece( Laura, por lo que acabo de ejecutarcon vuestro pailr^. Tened presente la oJ>ligacion de uuhijo honrado.—Adiós. —Cojedme á ese villano,gritó el conde furioso a í^nscriados, los cuales no pudieron oírle. Baldomcro se ausentó. Los espectadores de esta escena quedaron llenos de la ma-yor confusión, y el conde avergonzado, y entre sus fre-cuentes esclamaciones, la que mas á menudo repetia era. —¿En mi casa el hijo de un maestro de coches? ¿Pero quedigo? Si hoy he visitado su taller, y ni m:iestra de cochespuede ¡Un carretero! jOli! qucí dulce, di¿o yo ahora, debe ser la satisfacción qii^esperimentára el hijo de un carretero, cuau<lo a un conde(lió lan merecida bofetada. Illflililílllll^ «»«)ííR3SK=SiSK3?5^«iSSÍS5l^ ^ÍV¿ m^í Vi BS§3?B3)IBA Y UMl^kTA-. ra el silencia de la noche; Ja scledad y el iiisotunio, palidecen las niegillas dey Laura, y apagan el fuego de aquellos ojos de diauían^le Su frente arde y en vano la frescura de la al-mohada. VanameLte se esfuerza por compri-MÚv los latidos de aquel corazón con Lnita vida. Hacecuanto puede por buscar aquellas ideas que conlrdniyeua narcotizar la noche, aquella especie de as intt-loctuidesqae dulcifican el insoportable peso de una ^ pensamiento fijo y tenaz le de todos ios demá á las oraciones, invoca a la vírjen, al ángel de su«niarda. La vírgeu no la escacha, el un-el de ia Guarda —f)f)— duerme. Recurre úll¡iiiwu)entc al medio «lela lectura. L. asu co^luiiibrcí Jlaiuaiul üucño cou este in>liuctivo . »Íl*I;i:iü-teo ardil. Aqu.íll;! le era absoUitame iUe :nii4 a (í.ildo ii
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