América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . te por entre unos nutritivos pastos cubiertos de ganado VIAJE Á LA AMÉRICA EQUINOCCIAL 757 y rodeados de fragmentos de traquita á guisa de cercas, cerradas por una bonita especie depita de azuladas hojas distinta de la agave americana. En algunos campos de labor comenza-ban á verse las largas y barbudas espigas de las mieses mezclándose con otras plantas miesí-colas traídas de Europa con los cereales. Las mieses no maduran allí hasta fines de de la aldea de Anganoi, situada á mitad de


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . te por entre unos nutritivos pastos cubiertos de ganado VIAJE Á LA AMÉRICA EQUINOCCIAL 757 y rodeados de fragmentos de traquita á guisa de cercas, cerradas por una bonita especie depita de azuladas hojas distinta de la agave americana. En algunos campos de labor comenza-ban á verse las largas y barbudas espigas de las mieses mezclándose con otras plantas miesí-colas traídas de Europa con los cereales. Las mieses no maduran allí hasta fines de de la aldea de Anganoi, situada á mitad de la pendiente, reparé en la forma un tantoextraña de los arados, apero primitivo con el que se escarba la tierra en esta época para lasiembra de la segunda cosecha de patatas. Pronto desaparece el cultivo y disminuye la vege-tación. Llegamos á los contrafuertes del abrupto cono del volcan, desde donde se divisa entodasu grandiosidad el mar de verdura en que reposa Pasto. Los distintos caminos que con-ducen á la ciudad se destacan como una cinta blanca descendida de las El castigo del n/i, aplicado en la Laguna Una ascensión rápida á través de pequeños bosques cuajados de bloques traquíticos, rocastostadas ó quemadas de color de ladrillo y mucha piedra pómez, nos condujo á la primerade las grutas que há poco eran respiraderos del volcan, y que aún muchos suponen estar enactividad, calificándolas A& grietas del Peligro. Una vegetación espesa de arbustos floridos yplantas sarmentosas, herbáceas y bulbosas, adornan estas curiosas concavidades (i). Fijémeespecialmente en un hermoso helécho que crecia en los intersticios de la primera cueva y queera desconocido de la ciencia (Adiantum vulcaniaim de André y Fournier). Hacia el Estese divisaba entre dos montañas la ciudad de Pasto iluminada por el brillante sol de la ma-ñana. De seis á siete horas se emplean para subir al cráter del volcan de Pasto ó de la Gale-ra (2), siendo algunas meno


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