La Mujer . erico, preguntán-dole: â¿Usted es estudiante, amigo?âSÃ-âcontestó Perico mal ¡Ya decÃ-a yo! ¿Y suhermano también?âTambién. â¡Ya decÃ-a yo! Pues aunque me está mal el decirlo, somos colegas.â Que aproveche.âY como colegas que somos creo quees un estricto deber de compañerismoacompañarlo á usted al velorio. âNo hace falta. â Pues no faltabamás! â No hace falta! â No cumplirÃ-a yocon mi deber. âPero si no hacefalta!! âPues lo que es yono quiero tener remor-dimientos de concien-cia y aquÃ- me quedo. âQue no hace falta,repito ! âNada, compañero,que no me muevo de
La Mujer . erico, preguntán-dole: â¿Usted es estudiante, amigo?âSÃ-âcontestó Perico mal ¡Ya decÃ-a yo! ¿Y suhermano también?âTambién. â¡Ya decÃ-a yo! Pues aunque me está mal el decirlo, somos colegas.â Que aproveche.âY como colegas que somos creo quees un estricto deber de compañerismoacompañarlo á usted al velorio. âNo hace falta. â Pues no faltabamás! â No hace falta! â No cumplirÃ-a yocon mi deber. âPero si no hacefalta!! âPues lo que es yono quiero tener remor-dimientos de concien-cia y aquÃ- me quedo. âQue no hace falta,repito ! âNada, compañero,que no me muevo deaquÃ- hasta que lo en-tierren. âAntes te entierrená tÃ-, pedazo de animal!âdijo Paco levantán-dose y añadió: Perico,no hay más remedio^ju^^^ ^^^^^^ que convidarlo á ce- nar con nosotros.âPues eso era lo que yo estaba espe-rando del muerto, qae me convidara ácenarâdijo el otro estudiante, ayudándo-les á retirar el colchón y á recojer lasmonedas. Rafael PRIMERO Y ULTIMO BESO - «La luz de ocaso moribunda tocaâ¢del pinar los follajes tembladores,suspiran en el bosque los las tórtolas gimen en la el instante que el amor invoca;ven junto á mÃ-; te sostendré con floresmientras roban volando los amoresâ el dulce beso de tu dulce boca.»-La virgen suspira; sus labios rojosapenas yo te amo murmuraron,se entrecerraron lánguidos los ojos,los labios á los labios se juntaron,y lás frentes, bañadas de sonrojos,al peso de la dicha se doblaron. II Empujé, vacilando como un ebiio la entrecerrada en la estancia gentes que lloraban,y en medio de los cirios funerarios é ¡mi vida! muerta.â¢Púlidü mármol que esculpió la muerte con su mano de hielo,la hermosura terrestre de la virgenâ del abierto sepulcro por la entradase iluminaba con IÃ-i. luz del cieloLlegué, me arrodillé... y aquel gemido que lanzó mi a
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