La Mujer . india, slavaafricana ó europea con sus usos y cos-tumbres con tal de que no ofendan?. ..Pero si eso se hace en todas partes del mundo. Hasta en Rusia ! Y no quiero en-trar en detalles, que estarían de más, paraprobarlo. ¿Qué apostamos á que los que tal exhi-bición han criticado con dengues y aspa-vientos, son los niismos que hallaron muynatural y muy digna la exhibición detodos aquellos e-panlajos que hizo Carasy Caretas cuando el fusilamiento deGrossi? ¿A qué son los mismos que encuentranmuy aceptable la declamación y las gra-cias mojadas de Palmada y la voz de gri-llo de la señcí


La Mujer . india, slavaafricana ó europea con sus usos y cos-tumbres con tal de que no ofendan?. ..Pero si eso se hace en todas partes del mundo. Hasta en Rusia ! Y no quiero en-trar en detalles, que estarían de más, paraprobarlo. ¿Qué apostamos á que los que tal exhi-bición han criticado con dengues y aspa-vientos, son los niismos que hallaron muynatural y muy digna la exhibición detodos aquellos e-panlajos que hizo Carasy Caretas cuando el fusilamiento deGrossi? ¿A qué son los mismos que encuentranmuy aceptable la declamación y las gra-cias mojadas de Palmada y la voz de gri-llo de la señcí Montilla? Pues, jóvenes cens( res. los indiecitosque se exhiben en el teatro de la Come Jiano pierden nada. Por el contrario estáncontentísimos con los aplausos del públi-co y ganan para vivir desahogadamentey tal vez para marchar mañana á *-u iri-bú y tener allí con qué comprar algunascabezas de Aunque dificu toque vuelvan.^ Luis Rodríguez. IDILIO DESDEÑ/^DO (colaboración. Bajo el dominio de aquellos ojos deacero, él temblaba de amor y de debili-dad. Se quedaba sub3^ugado con la mira-da llena de imploraciones, con el impulsodel corazón, con la garganta cerrada mien-tras un peso enorme le gravaba en elcerebro. Le parecía entonces una enormidad elatreverse á amar á aquella joven orgu-Uosa; muy bella para no ser vana, muyvana para no ser cruel. Pero después escuchando la voz del co-razón y la insidiosa palabra de la espe-ranza; haciendo caso á la ilusión del amor,volvía á palpitar de nuevo, volvía á so-ñar el ideal y á embriagarse de ensueñosy de suspiros. La primavera había llegado como siem-pre floreciente y olorosa. En las ramas,cuyas cortezas reventaban para dar pasoá las nuevas hojas, gorjeaban infinidad depintados pajariiloí^; la tierra se cubría po-co á poco por una verde alfombra y en elamor filtraba el leve fluido de esa serenacalma del aire y de los efluvios de la na-turaleza. El tímido amante lachaba con la fiebr


Size: 1484px × 1683px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1890, booksubjectwomen, bookyear1899