. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. Señora, que con sus reformas y mu-danzas ha logrado salirse de su orden primitivo de arquitecturasin abrazar ninguno nuevo. Si el propio solar ocupaba trece si-glos hace el templo cristiano que resonó con explosión de fer-vorosos cánticos de gracias por el bautizo general de los judíosindígenas, muchas obras se habrán allí sucedido hasta la exis-tente que redujo á la insignificancia el exterior, coetánea proba-blemente de las lápidas sepulcrales que conservan á la entradael recuerdo de dos gobernadores franceses [0). En el interiorde la


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. Señora, que con sus reformas y mu-danzas ha logrado salirse de su orden primitivo de arquitecturasin abrazar ninguno nuevo. Si el propio solar ocupaba trece si-glos hace el templo cristiano que resonó con explosión de fer-vorosos cánticos de gracias por el bautizo general de los judíosindígenas, muchas obras se habrán allí sucedido hasta la exis-tente que redujo á la insignificancia el exterior, coetánea proba-blemente de las lápidas sepulcrales que conservan á la entradael recuerdo de dos gobernadores franceses [0). En el interiorde la espaciosa nave rastreamos por las agudas bóvedas la ojivalestructura de la parroquia, levantada de orden del rey Alfonsocon el sudor de los moros vencidos (ó), pero tan desfigurada de (a) El marqués de Fremeur m. en i 759 y el conde de Lannion en 1762, pági-na 1235. (é) Pág. I 203. Demuestran estos vestigios que no fué reedificación completadel templo la obra cuya primera piedra, según Ramis, fué colocada en 1748, y ISLAS BALEARES. MAHÓX.—Cruz de la Iglesia parroquial ISLAS BALEARES la primordial idea, que retrae del ímprobo trabajo de deslin-darla de sus repetidas y caprichosas adulteraciones. Sólo unobjeto extraño al dominio de los ojos llama allí la atención po-derosamente, y es el órgano, que por cierto no cuenta un siglo,cuya dulzura de sones y riqueza de registros, bajo la diestramano de inspirados maestros que ha contribuido sucesivamenteá formar, no hay oídos que no admiren y suspendan, dilatandopor el orbe su proverbial nombradía (a). Menos conocida y máspropia de la índole de estas páginas reclama un lugar en ellasla preciosa cruz gótica, en que brilla el afiligranado primor delarte en su apogeo del siglo xv, joya principal que guarda desus buenos tiempos (ó). No es generalmente en las iglesias, donde ha hallado enMahón mejor acogida el arte. Las que no nacieron en edad mo-derna, en ella se renovaron; y no vienen pintura


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