España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . into, nopienses en los misterios que ha encerrado y encierra la informeagrupación de construcciones de todas épocas que tienes á lavista, aquel amasijo de estilos, aquel hacinamiento de edificiosque hacen por esta causa tan semejantes el retiro sagrado delas vírgenes consagradas al Señor y los alcázares deleitosos delos muslimes. No recuerdes las grandezas que allí se encuentrasepultadas: no mortifiques tu espíritu pretendiendo que tu mira-da penetre á través de aquellos denegridos sillares, porque en-tonces surgirán en tu imaginación


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . into, nopienses en los misterios que ha encerrado y encierra la informeagrupación de construcciones de todas épocas que tienes á lavista, aquel amasijo de estilos, aquel hacinamiento de edificiosque hacen por esta causa tan semejantes el retiro sagrado delas vírgenes consagradas al Señor y los alcázares deleitosos delos muslimes. No recuerdes las grandezas que allí se encuentrasepultadas: no mortifiques tu espíritu pretendiendo que tu mira-da penetre á través de aquellos denegridos sillares, porque en-tonces surgirán en tu imaginación la mayor parte, ya que notodos los sucesos de la historia de Castilla en los últimos tressiglos de la Reconquista. La impresión crece y se agiganta,cuando dentro ya del vestíbulo, en la ocasión en que por la rejade la portada se introducen rojizos los rayos ardorosos del solponiente, juguetean con el primer sepulcro allí trasladado desdeel interior á manera de gallarda muestra, dando tonos singulares I I :\ I- i-i. lí U R G o S 717 á la piedra, haciendo tomar relieve á los exornos, pronunciandolos detalles, deformando entre la caliente claridad y la oscurasombra aquellos mismos exornos, y llevando en tal disposiciónal ánimo por último, impresión bien penosa que lo cohibe y em-pequeñece ante el polvo de las generaciones que pasaron ycuyas huellas queremos descubrir al presente en los restos de sucultura tanto tiempo, con tanto empeño y tan injustamente ne-gada y contradicha. Dejando los restantes sepulcros en piedra que, al otro ladode la puerta de ingreso al templo, ostentan en el atrio sus labo-res y que carecen de indicación respecto de los personajes cuyosdespojos guardan, en aquella que llaman Nave de los caballeros,penetremos en la iglesia, labrada ya por Fernando III, y cuyaplanta de cruz latina con tres naves se descubre á pesar delpanderete que la secciona en la longitud de sus brazos, los cua-les miden 740 de ancho; y mientras bajo aquella


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