La Mujer . Era la vigilia de una de esas fiestas destinadas á de-jar época en la memoria de los sencillos habitantes dela aldea de Gay. En todas partes se notaban los preparativos. Aquíera una casa que se blanqueaba, allá un camino qne sebarria, más allá una azotea que se despojaba de sus hier-bas; en fin, se hacía lo posible para honrar debidamenteal Santo patrón de esas cuatro casas. Para la solemne ocasión había venido de la cercanaciudad el Rv. P. Neuomuceno célebre orador, el que, tra-tando de elegir temapara el sermón quedebía pronunciar aldía siguiente pre-guntaba á su colegaMatías: —¿


La Mujer . Era la vigilia de una de esas fiestas destinadas á de-jar época en la memoria de los sencillos habitantes dela aldea de Gay. En todas partes se notaban los preparativos. Aquíera una casa que se blanqueaba, allá un camino qne sebarria, más allá una azotea que se despojaba de sus hier-bas; en fin, se hacía lo posible para honrar debidamenteal Santo patrón de esas cuatro casas. Para la solemne ocasión había venido de la cercanaciudad el Rv. P. Neuomuceno célebre orador, el que, tra-tando de elegir temapara el sermón quedebía pronunciar aldía siguiente pre-guntaba á su colegaMatías: —¿ Sobre que lia-baré mañana ? —Qué quiere quele diga!—contestabael interpelado—Esgente pacífica ,. — Hablaré sobrela pazentónces—Buena idea.—La paz pero ya veráVd. mañana. Diga¿no tiene Yd. algu-na persona de con-fianza? Yo quisieradar un ejemplo palpable para que todos me comprendany necesito que uno me ayude en tan pesada tarea.—Podría mandar l


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