La Mujer . a francesa, entró áBergen, uno de los puertos neutrales de Noruega, pararenovar las provisiones. Quizo la provi(encia, que atra-cara junto á él, un buque inglés, esto es, enemigo. Elabordaje había heclio famoso á Bart y los buques tomadosde este modo ascendían ya á una cantidad respetable. —Buenos días, seer gritó una mañana a Bart, que pen-sativo miraba el mar, el capitán del buque inglés.—¿No leparece bien que nos conozcamos más de cerca? —/Porqué nó?—respondió éste, sacando de la boca suinseparable pito.—Pero, ¿se puede saber con qué finV ¿quie-re proponerme algunas bases de paz?


La Mujer . a francesa, entró áBergen, uno de los puertos neutrales de Noruega, pararenovar las provisiones. Quizo la provi(encia, que atra-cara junto á él, un buque inglés, esto es, enemigo. Elabordaje había heclio famoso á Bart y los buques tomadosde este modo ascendían ya á una cantidad respetable. —Buenos días, seer gritó una mañana a Bart, que pen-sativo miraba el mar, el capitán del buque inglés.—¿No leparece bien que nos conozcamos más de cerca? —/Porqué nó?—respondió éste, sacando de la boca suinseparable pito.—Pero, ¿se puede saber con qué finV ¿quie-re proponerme algunas bases de paz? — De ninguna manera, querido seer. Estoy á mis an-chas en la guerra, solo en ella podemos los marinos en-contrar ocasión de alcanzar la gloria, sólo en ella encuen-tra el soldado lo que anhela: la pelea y la victoria. ¿Noopina Vd. lo mismo? —Vd. no se equivoca, ¡-eñor. Hace dos días que estoycavilando acerca del hermoso espectáculo de tomar subuque por —¡Caramba! Tenemos los mismos pensamientos; mu-cho más desde que nos hallamos tan cerca unos de losotros. Y, ¿no le parece bueno que midamos un poco nues-tras fuerzas? —¡Aquí! Eso es imposible—contestó Bart,—los trata-dos lo impiden. Pero dentro de breves días saldremos ála mar —Yo puedo salir, si quiero, mañana mismo. —Perfectamente. Tenga, pues, cuidado que no le sor-prendamos. — Le devuelvo la recomendación. Así. que dentro dedos días seremos los más encarnizados enemigos, perohasta entonces podemos ser buenos amigos. Cuando gus-te venga á visitarme á bordo. Al día siguiente Hart almorzaba á bordo de la fragatainglesa, acompañado del jefe y oficiales, los cuales esta-ban de bastante buen humor, gracias á los vinos del al-muerzo. — Tardeó temprano la l^iancia inclinará sus velas antela marina inglesa—dijo Maklan. — Poco á poco, dijo riéndose 15art. ]\Iañana aun tene-mos que vernos en la mar. Por hoy, permitidme agrade-cer vuestr


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