. Fabulas. CüENTECiLLO forjado por deleiteParecerá sin duda la contienda,Que se trabó en Madrid en una tiendaDe vinagre y aceite. Despachaba en la calle de TorijaLíquidos un muchacho madrileño;Y otro, según la traza, lugareño,Fué por aceite allí con su vasija. —Tu, cara de lechuza(Dijo sin aprensión el forastero).Despáchame éname bien la alcuza. —Cuando sepas hablar en castellano(Le replicó el hortera),Sabrás que lo que tienés en la manoSe llama la aceitera. 140 OBRAS DE HARTZENBUSCH —En toda tierra que garbanzos cría(Contestó el provincial enardecido),Alcuza siempre ha sido, Y alcuza


. Fabulas. CüENTECiLLO forjado por deleiteParecerá sin duda la contienda,Que se trabó en Madrid en una tiendaDe vinagre y aceite. Despachaba en la calle de TorijaLíquidos un muchacho madrileño;Y otro, según la traza, lugareño,Fué por aceite allí con su vasija. —Tu, cara de lechuza(Dijo sin aprensión el forastero).Despáchame éname bien la alcuza. —Cuando sepas hablar en castellano(Le replicó el hortera),Sabrás que lo que tienés en la manoSe llama la aceitera. 140 OBRAS DE HARTZENBUSCH —En toda tierra que garbanzos cría(Contestó el provincial enardecido),Alcuza siempre ha sido, Y alcuza la nombramos en el día. —En tierra (dijo el otro) de garbanzos,Corre por aceitera solamente; Y quien le ponga nombre nacido entre malvas y mastranzos. El patán en sus trece se mantuvo;Le rechazaba el horterilla listo:Se incomodaron, y consiguiente, la de Dios es Cristo. A las voces y apodosCachetina siguió larga y furiosa:Todo por una cosa Que se puede llam


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