. El Hornero. Birds. i?4 EL HORNERO [Vol. I tratando de no desgarrarla al descubrir la carena del esternón. Al aparecer la base del cuello se seccionará éste, así como la articulación del húmero con el coracoides, quedando entonces el tronco libre de sus extremidades. Alas.—Para éstas se procederá lo mismo que para las tibias, desprendiendo suavemente la piel con el bisturí o las uñas, a lo largo del húmero, hasta descubrir el radio y el cubito cuyos tendones serán extraídos. En los individuos grandes, si no se desprenden enteramente las raíces de las rémiges secundarias adheridas al evíbito h


. El Hornero. Birds. i?4 EL HORNERO [Vol. I tratando de no desgarrarla al descubrir la carena del esternón. Al aparecer la base del cuello se seccionará éste, así como la articulación del húmero con el coracoides, quedando entonces el tronco libre de sus extremidades. Alas.—Para éstas se procederá lo mismo que para las tibias, desprendiendo suavemente la piel con el bisturí o las uñas, a lo largo del húmero, hasta descubrir el radio y el cubito cuyos tendones serán extraídos. En los individuos grandes, si no se desprenden enteramente las raíces de las rémiges secundarias adheridas al evíbito habrá que hacer una incisión exteriormente, debajo del ala, entre el radio y el cubito, por donde se sacará el resto de los músculos, rellenando después con algodón. En algunos, habrá que practicar una segunda in- cisión entre los huesos metacarpianos, con el mismo fin. Estos cortes quedarán disimulados por el ala. cerrada, siendo innecesario coserlos. Cola.—En la cola deben quedar adheridas las últimas vértebras que sostienen las plumas rectrices. Se limpiarán con cuidado sin desprender las raíces de las plumas y sin omitir de extraer las glándulas aceitosas de la rabadilla, muy abultadas en las aves acuáticas. Durante estas operaciones se usará ampliamente yeso o ase- rrín para absorber la grasa y la sangre y evi- tar su contacto con las plumas; especialmente para las aves de grasa abundante, la que habrá que eliminar raspando con el bisturí y las uñas, o exprimiendo con los dedos. Cabeza.—Como para las alas y las patas, hay que invertir la piel del cuello como un guante al revés y limpiar el cráneo por dentro. La piel se desprende fácilmente mediante ligeras presio- nes de las uñas, pero se evitará de tirar fuertemente sobre la misma a fin de no desgarrarla o distenderla. Al llegar al occi- pital puede haber dificultades para descubrir y hacer pasar el cráneo, en ciertas aves de cuello angosto y de cabeza ancha, como los carpint


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