La Mujer . sta ese día ventiuo-s o, insondable. Ymientras el Hombreferviente se rinda áJesu-Cristo y guien alnauta hacia el sur elCrucero y el Centauro,vagará en las atmósfe-ras de América la in-maculada imágen deIsabel—la Católica yla Grande,—tan altay fulgurante cual losplanetas del hemisfe-rio austral. Su estatuay ninguna otra antesque la suya, tiene de-recho al sitial en las* plazas de España»decretadas en el Nue-vo Mundo, porque ellafué la primera en elDescubrimiento, laprimera en la Conquis-ta y la primera en elAmor de los america-nos ! Su memoria, aro devirtudes, será tambiénel recuerdo
La Mujer . sta ese día ventiuo-s o, insondable. Ymientras el Hombreferviente se rinda áJesu-Cristo y guien alnauta hacia el sur elCrucero y el Centauro,vagará en las atmósfe-ras de América la in-maculada imágen deIsabel—la Católica yla Grande,—tan altay fulgurante cual losplanetas del hemisfe-rio austral. Su estatuay ninguna otra antesque la suya, tiene de-recho al sitial en las* plazas de España»decretadas en el Nue-vo Mundo, porque ellafué la primera en elDescubrimiento, laprimera en la Conquis-ta y la primera en elAmor de los america-nos ! Su memoria, aro devirtudes, será tambiénel recuerdo del Geniode España, flotandosobre las Américas,donde antes ondearasu bandera. Y el dia 12 de octubre, de todoslos años, por los siglos de los siglos, la familiainnumerable hispano-americana aclamará sunombre, repitiendo con acentos de cariño, de aliento y de esperanza: Hispania! Tu ne cede malis ! E. S. Zeballos. De las Reales Academias de la Lenguay de la Historia. 25 de Mavo de
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