España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . ción primitiva á la expectación de Nuestra Señora quese supone coetánea de la institución de la fiesta en 656 por eldécimo concilio Toledano; aquella su segunda erección en 835por el biznieto de Eudes de Aquitania con asistencia del metro-politano de Narbona y de diversos obispos y abades; aquel pan-teón inaugurado con los trasladados huesos del abuelo y padresdel fundador, y vinculado en su cuarta línea, la de Aznar, hastaque Unifredo, representante de la primogénita, levantando lacasa de su ruina, recobró allí derecho de sepultura; a


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . ción primitiva á la expectación de Nuestra Señora quese supone coetánea de la institución de la fiesta en 656 por eldécimo concilio Toledano; aquella su segunda erección en 835por el biznieto de Eudes de Aquitania con asistencia del metro-politano de Narbona y de diversos obispos y abades; aquel pan-teón inaugurado con los trasladados huesos del abuelo y padresdel fundador, y vinculado en su cuarta línea, la de Aznar, hastaque Unifredo, representante de la primogénita, levantando lacasa de su ruina, recobró allí derecho de sepultura; aquella seriede abades empezada por Obonio, á los cuales cada conde altomar posesorio confirmaba las donaciones de los pasados: todoesto flota indeciso entre densas sombras, y las dudas últimamentesuscitadas en Erancia y en España acerca de la genuinidad del fa-moso documento de Carlos el Calvo, base de tantas excelencias(i), (i ) Véase al principio del cupiliilo la nota relativa d este controvertido diplo-ma de 2 I de Enero del año 210 ARAGÓN son como las nieblas que envuelven sus fantásticos lo que no cabe disputa es en la asombrosa pujanza quesometía á la jurisdicción semi-episcopal de Alahón dilatadas tie-rras con sus parroquias de uno y otro lado de los Pirineos, y quedaría lugar á relajaciones de disciplina ó á la codicia de intrusos,cuando en 1078 restableció la observancia el obispo de RodaRaimundo Dalmacio, tra}endo de San Victorián nuevos monjes,de entre los cuales consagró abad á Bernardo Adelmo. Más tarde,protegido por los obispos de Lérida )? colmado de distincionespor los monarcas, concilio la regularidad con la grandeza el ilus-tre monasterio, y aun después de la supresión general ha logra-do mejor que otros salvarse del abandono en su agreste soledad,sustituyendo á sus religiosos con feligreses y trocando en casarectoral su hospedería. Otro había en la derecha margen del Esera, preciado tam-bién de origen


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