La Mujer . ©stos donde el prior looculta salvándolo de unjusto castig-o en el cama-rÃ-n de la eflgie de la Vir-gen en el altar mayor! Pablo Ximenez, negroesclavo, ve herido á suhermano que cae rodeadode tres enemigos. Acude, mata á uno, hie-re á otro, el tercero huyey él, tomando á cuestas elcuerpo de su hermano loconduce á un hospital. Cuando el general Craw-Ã-urd unióse al gefe Paken Santo Domingo el es-pectáculo que presentabaaquella cuadra era espan-toso. Dice un historiador: âLos muertos á montones,lamentos tremendos de losheridos, piernas y brazosdestrozados, oficiales he-chos


La Mujer . ©stos donde el prior looculta salvándolo de unjusto castig-o en el cama-rÃ-n de la eflgie de la Vir-gen en el altar mayor! Pablo Ximenez, negroesclavo, ve herido á suhermano que cae rodeadode tres enemigos. Acude, mata á uno, hie-re á otro, el tercero huyey él, tomando á cuestas elcuerpo de su hermano loconduce á un hospital. Cuando el general Craw-Ã-urd unióse al gefe Paken Santo Domingo el es-pectáculo que presentabaaquella cuadra era espan-toso. Dice un historiador: âLos muertos á montones,lamentos tremendos de losheridos, piernas y brazosdestrozados, oficiales he-chos pedazos, pero, quecon aliento todavÃ-a, grita-ban : hurrahl hurrah!âFu-siles, sables, armas portodas partes tiradas ; ca-rros de municiones aban-donados, cureñas y armo-nes volcados. â Compañeros, â dicenlos patricios que por alli pasan, â Seamos humanos con el vencido. Y se precipitan al socorro de los heridos, conduciéndoles á las habitaciones cercanas para prodigarles toda clasede KJi XK(xl;o PABLO XIMENEZ Los mismos patricios, después de cumplir misión tan humanitaria, vuelan, guiados por Viamont, contra un tuerte des-tacamento inglés que se defiende de una azotea cercana. Fué el alcalde de primer votodon Martin Alzaga, figura desco-llante en la defensa de Buenos/ Ã- Aires. Lo baten en brecha hasta rendirloy tománlo prisionero con catorceoficiales y ciento cincuenta hom-bres de tropa, después de haberlehecho veinte y cuatro muertos ytreinta v cinco heridos. Rodeada la plaza de toros por nu-merosas tropas inglesas, el valientecapitán Várela sale de aquella alfrente de sesenta hombres y preci-pitándose sobre el enemigo lograsalir de alli y atravesando cuadrasy cuadras llega hasta el Hospitalde Betlen (hoy Casa de Moneda) yarremete á la bayoneta á las fuer-zas que comanda el teniente coro-nel Santiago Butter, matando se-senta y tantos é hiriendo de muer-te al mismo coronel. Recibida en la


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