La Mujer . lia de la barca que conducía Wish, rápi-do cruzó el débil esquife que guiaba Hope. Wish creyó soñar una visión del cielo. El esquife se alejaba y más se alejaba,cuando el enamorado Wish pudo volveren sí. Iba el esquite marchando como blancapaviota nadando en las tranquilas aguas. Prestándole fuerzas sus propios impul-sos, Wish remaba por alcanzarlo, mien-tras que la noche, desplegando magestuo-samente su manto, cubría^ en sombras elUniverso. Rasgando nubes los fulgores de la lunaseguían rielando sobre el inmenso cristallíquido. . y siempre Wish volaba haciasu visió/i de la que ya se
La Mujer . lia de la barca que conducía Wish, rápi-do cruzó el débil esquife que guiaba Hope. Wish creyó soñar una visión del cielo. El esquife se alejaba y más se alejaba,cuando el enamorado Wish pudo volveren sí. Iba el esquite marchando como blancapaviota nadando en las tranquilas aguas. Prestándole fuerzas sus propios impul-sos, Wish remaba por alcanzarlo, mien-tras que la noche, desplegando magestuo-samente su manto, cubría^ en sombras elUniverso. Rasgando nubes los fulgores de la lunaseguían rielando sobre el inmenso cristallíquido. . y siempre Wish volaba haciasu visió/i de la que ya se hallaba W/5// la Coloca sus ardienteslábios en la trente virginal de Hope y elsonido de un be¿o estremece de gozo á ALBUM - REVISTA « LA MUTLR » la nocturna y silencio-sa Naturaleza ! Las corrientes mur-muran plácid^.s. Las sirenas dejan oírsus ardientes m e 1 o-días. Oyense las lejanascuitas de los silfos. Titilan en las aguaslos plateados resplan-dores de los astros— Las aves nocturnaslanzaron estridentesgritos semejando risasdiabólicas. l^Y allá, lejanos, se es-cuchan los ecos armo-niosos de músicas ce-lestes. Hope dirige al es-pacio sus pardos y ras-gados ojos y brota en
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