América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . ncos, largas batas de gasa ó muselina, cayendo sobre sus espaldas las mag-niñeas trenzas de sus negros cabellos. Llaman desde luego la atención por la nobleza y sencillez í de su portfe, y por su perfecta serenidad mezclada con un si es no es de malicia que no desagrada. GUAYAQUIL 9 ^-lís difícil trazar caracteres generales cuando de mujeres se habla. ¡Se parecen tan pocounas á otras! ¡Se parecen tan poco á sí mismas de un dia á otro! Sin embargo, he tenido ocasión de observar que en cuanto á sent
América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . ncos, largas batas de gasa ó muselina, cayendo sobre sus espaldas las mag-niñeas trenzas de sus negros cabellos. Llaman desde luego la atención por la nobleza y sencillez í de su portfe, y por su perfecta serenidad mezclada con un si es no es de malicia que no desagrada. GUAYAQUIL 9 ^-lís difícil trazar caracteres generales cuando de mujeres se habla. ¡Se parecen tan pocounas á otras! ¡Se parecen tan poco á sí mismas de un dia á otro! Sin embargo, he tenido ocasión de observar que en cuanto á sentimientos, ¡deas y otrosconceptos, eran las de Guayaquil muy superiores á sus dueños y señores. Leen, se entusiasmanpor una idea; su gracia y donaire van unidos á su alegría natural; hay entre ellas muchos tiposlindos y algunas verdaderamente hermosas. Las damas guayaquileñas forman una raza aparteen la América del Sur: cuando depositan su amor en un joven esperan que el elegido de sucorazón adquiera una posición, importándoles poco que tarde cinco, seis ó diez añ Plaza de San Francisco en Guayaquil No se manifiestan deseosas de salir del círculo original que las rodea, y creo efecti\-amenteque perderían dándose á conocer fuera de él. Suelen recibir las visitas sin dejar la hamaca enque se mecen con mucha gracia; es un medio de tener menos calor, de precaverse de losmosquitosy de enseñar la punta de su brevísimo pié. Durante la conversación, la mujer sirvede abanico á su interlocutor. Empieza el dia yendo á la misa de alba, lo cual es para ella, quecasi nunca sale de casa, la satisfacción de una necesidad del alma á la vez que un ejerciciohigiénico. En la iglesia de Jesuítas se reúne todo Guayaquil durante los ejercicios religiosos. Aquellas¡jinturas alegres, los dorados y adornos, las mujeres cubiertas con su negro manto y sentadasen el suelo, el silencio sepulcral que allí reina interrumpido de vez en cuando por la voz delsacer
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