Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . cíSü poster-gado á su estudioso compañero. Recordó haber jurarlo n^separarse de Baldomero jamás, y aspiró con la mayor asi-duidad , peí teiieccr también á dicho cuerpo, pero suinca — i:j8— ptlCiMa<l siiíVii unos cxarnenes tanriguiosos le rfliaiap(ie su ¡lítenlo, neis ;«l fin (Icteriniiió inU i^^ar, cou cujc ardidpresentía eonsci:u¡r su propósifo. Efeclivnmenle, valido d(d líiulo que gozaba de marquésde Mayol, y record^índa que don Pedro de Quevedo deQuintano, obispo de Orense
Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . cíSü poster-gado á su estudioso compañero. Recordó haber jurarlo n^separarse de Baldomero jamás, y aspiró con la mayor asi-duidad , peí teiieccr también á dicho cuerpo, pero suinca — i:j8— ptlCiMa<l siiíVii unos cxarnenes tanriguiosos le rfliaiap(ie su ¡lítenlo, neis ;«l fin (Icteriniiió inU i^^ar, cou cujc ardidpresentía eonsci:u¡r su propósifo. Efeclivnmenle, valido d(d líiulo que gozaba de marquésde Mayol, y record^índa que don Pedro de Quevedo deQuintano, obispo de Orense, individuo respetable en elcrus( jo de rejencia, tenia ciertas relaciones de amistad coasu p?idrtí, quiso harer uso de ella; y se presentó á el, de-clarándole su pretensión, é ¡uíplorándo su favor para esteobjeto. El obispo de Orense se mostró propicio á su solici-tud,-y a pocos dias que pasaron^ vio Baldomcro con admira-ble estrañeza, que su amigo Torres, pertenecía también eapUse de íienle, al pacional ( uerpo de ¡njenieros, deIj cual se alegró ^mMi^xy^y^y^y^^xyKy^y^y^y-xyxynmw^^ W üll CITA MEA eSIáH. ¡Ano de 18i2! ¡Año de infortunios y desgracias! Lacorle de España presentaba un aspecto sombrío, mas bienparecía un desierto, que una población. La espantosa mise-ria, el hambre que reinaba, la iban poco á poco convir-tiendo en un esqueleto horrible, pues en el espacio de ochomeses no completos, habían fallecido, apesar de la certapoblación á que había quedado reducida, scbre veintemil personas. Todos los puntos que entonces ocupaban losfranceses, esperimentaban, u^os mas, y otros menos, se*mejante desolación. ¡Y aun pretendían los malvados, que elespañol sumiso, besase respetuoso la mano del tirano quetan duro azote le proporcionaba! liubosin embargo una po-Jílacíon, que po r el contrarío, la presencia del gobierno. — 140= Je aUíiia liarla s¡ !a al)HMfiaf)tia, y ílisipríha el tCílío fie lo
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