Revista contemporánea . angelista, hablaba de todos los demás en estos tér-minos: «Pleni Mi sunt boniset veris sententiis; nec raro poetatum argumenti praestantia, tum ingenii viribas excitatus, altiusassurgit, quam alias solet, grandiusque aliquid ord mortali canit;» 474 REVISTA CONTEMPORÁNEA Mr. Brunel tradujo algunos de ellos en francés, así comotambién otras poesías sueltas de Vida.» 8.° Autores de himnos piadosos son muchos poetas mo-dernos, que han cantado en idiomas vivos sus creencias ósentimientos religiosos. Tales son los italianos Petrarca, en su canción Verginebella che di sol ves
Revista contemporánea . angelista, hablaba de todos los demás en estos tér-minos: «Pleni Mi sunt boniset veris sententiis; nec raro poetatum argumenti praestantia, tum ingenii viribas excitatus, altiusassurgit, quam alias solet, grandiusque aliquid ord mortali canit;» 474 REVISTA CONTEMPORÁNEA Mr. Brunel tradujo algunos de ellos en francés, así comotambién otras poesías sueltas de Vida.» 8.° Autores de himnos piadosos son muchos poetas mo-dernos, que han cantado en idiomas vivos sus creencias ósentimientos religiosos. Tales son los italianos Petrarca, en su canción Verginebella che di sol vestita; Chiabriera, Ercolani, Guidi, Arici, Mu-zarelli, Sterbini, Mauri, Mamiani, Bertolotti, Cantú, Pellico,Borgi y Manzoni. De algunos de estos catorce poetas re-ligiosos se hará mención en otro capítulo. No merece olvidarse entre los españoles de nuestro siglo elfogoso poeta, religioso oriental y caballeresco, D. Juan Arólas,flor lozana de la selva del romanticismo. % Miguel Gutiérrez. {Continuará?). DIMITRI ROUDINE POR IVAN TOURGUENEF Continuación (1). XII. l relato de Pandalewski había impresionado gran-demente á Daría, despertando todo su orgullo.¡Roudine, el pobre Roudine, un hombre descono-cido y sin posición social, haber osado dar ci-tas á su hija, á la hija de Daría Michaélowna Lasconnska! —Supongamos que sea un hombre de talento, un genio,—había exclamado,—¿qué prueba esto? Por esta cuenta, uncualquiera sin nombre ni fortuna podría aspirar al honor deser mi yerno, i —Por mucho tiempo no quería creer á mis ojos—-respon-dió Pandalewski.—Estoy admirado de qu« tan pronto olvidasetu posición y la suya hasta ese punto. Darla se había dejado llevar por su mal humor y Nataliatuvo mucho que sufrir con el despecho de su madre. Roudine por su parte había vuelto á su casa después de
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