La Mujer . erso-nal). Pero, seamos jus-tos : íuere porqueestamos en tiemposmenos ve/iementesó porque hemos ade-lantado de aquellostiempos á acá. locierto es que hoylos judas reciben élpremio á sus trai-ciones y se quedancomo si tal cosa, sinsentir remordimien-tos, y sin buscar elárbol donde debie-ran terminar su mi-serable si quieres! Y espor eso que hemosinventado los de pascuas. l2sosadefesios que se rellenan de triquitraquesy se les ahorca de mentirijillas entre lachacota v el bailoteo de los injénuos im-béciles. Claro! En los tiempos antiguos se-ría lógico que causa


La Mujer . erso-nal). Pero, seamos jus-tos : íuere porqueestamos en tiemposmenos ve/iementesó porque hemos ade-lantado de aquellostiempos á acá. locierto es que hoylos judas reciben élpremio á sus trai-ciones y se quedancomo si tal cosa, sinsentir remordimien-tos, y sin buscar elárbol donde debie-ran terminar su mi-serable si quieres! Y espor eso que hemosinventado los de pascuas. l2sosadefesios que se rellenan de triquitraquesy se les ahorca de mentirijillas entre lachacota v el bailoteo de los injénuos im-béciles. Claro! En los tiempos antiguos se-ría lógico que causase impresiones inespli-cablcs de horrible repulsión un Judas ahor-cándose. Hoy, que la amistad y el compa-ñerismo V hasta los alectos más íntimosse venden un plato de tallarinescomo la cosa más natura^, es hiperbó-licamente ridículo la horca de un judas. Pero, sospecho que estaños dela cuestión v que debemos volver á aquelseñor á quién tuve el gusto de ALBUM-REVISTA «LA MLJER»


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