Revista Católica . pueblo Italiano, ni produ-cirá honra ni seguridad á los que, por secundar losdesignios de las sectas, se obstinan en mirar al So-berano Pontífice como enemigo, y por consiguiente,en querer que este sujeto, humillado y oprimido. Eu cuanto a Nos no sabemos cuáles y cuan gran-des dificultades tendremos que afrontar para cumplirhasta el fin los deberes del cargo gravísimo que lle-vamos. Mas, confiando en Dios, y fortalecido consu poderosísimo auxilio, continuaremos, lleno de va-lor, marchando por el áspero camino en que estamosseguros de tener siempre con Nos y por Nos el fielco
Revista Católica . pueblo Italiano, ni produ-cirá honra ni seguridad á los que, por secundar losdesignios de las sectas, se obstinan en mirar al So-berano Pontífice como enemigo, y por consiguiente,en querer que este sujeto, humillado y oprimido. Eu cuanto a Nos no sabemos cuáles y cuan gran-des dificultades tendremos que afrontar para cumplirhasta el fin los deberes del cargo gravísimo que lle-vamos. Mas, confiando en Dios, y fortalecido consu poderosísimo auxilio, continuaremos, lleno de va-lor, marchando por el áspero camino en que estamosseguros de tener siempre con Nos y por Nos el fielconcurso y la consoladora asistencia del Sacro Cole-gio. in Entre tanto es dulce á Nuestro corazón en estealegre día, pedir en abundancia para el Sacro Cole-gio los mejores dones del cielo; y Nos queremos dar-le como prenda la Bendición Apostólica que á todosy á cada uno de sus miembros concedemos de lo ín-timo de Nuestro corazón, como prueba de Nuestraespecialísima benevolencia. Benedidio Dei, POR EL Mev. Fafire «lasaia José Fraaac©De la Compañía de Jesús. {Co7itinuacio7i) —También sabrás, pues, que al oir tales palabraslos senadores saltaron de las sillas enrules, gritandocomo desesperados: Yo no quiero sobrevivir alCésar, si corriese el menor Yo estarlaperdido, morirla, si tal cosa ¡Ay dela república si el César sufriese alguna desgracia!En nna palabra, todos se lamentaban á porfía, y pa-recía que querían darse á las furias. Luego, digo yo,tenían por falsa la noticia, y como imaginario todopeligro. —¡Vaya un cínico malicioso! —Pues qué, ¿tan inocentón eres que no creas que,si hubiesen tenido completa certeza de esta noticia,no habrían mandado ahorcar acto continuo á Elío,Policleto y á otros tales, cuyos pies besan ahora?Antes bien creo que se los habrian comido vivos allí,en la misma basíhca. Por lo demás, el haber echa-do á volar la noticia de la posibilidad del naufragiome hace temer que m
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