España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . medios, segundo, cuarto y sexto, los ocupan guir-naldas en que la delicada ejecución supera al gusto, y sobre loscuales destacan como sobre un fondo de encaje las figuras y losdoseletes, cuya excesiva aglomeración hubiera perjudicado á suefecto. En el fondo de la arcada, encima de la puerta, la Virgen,colocada en el centro, presenta benigna su hijo á la adoraciónde los tres reyes orientales puestos de relieve á su lado, mien-tras al otro Jesucristo resucitado, apareciéndose á la Magdalena,consuela las sequedades del alma )• los anhelos


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . medios, segundo, cuarto y sexto, los ocupan guir-naldas en que la delicada ejecución supera al gusto, y sobre loscuales destacan como sobre un fondo de encaje las figuras y losdoseletes, cuya excesiva aglomeración hubiera perjudicado á suefecto. En el fondo de la arcada, encima de la puerta, la Virgen,colocada en el centro, presenta benigna su hijo á la adoraciónde los tres reyes orientales puestos de relieve á su lado, mien-tras al otro Jesucristo resucitado, apareciéndose á la Magdalena,consuela las sequedades del alma )• los anhelos -del amor. Varios(íscudos, entre los cuales se notan los blasones del reino y los dela ciudad, recuerdan en el dintel la memoria de los que contri-buyeron á la fábrica con sus tesoros. Correspondientes á los siete arcos, á cada lado del portal,sobre peanas formadas por grupos de tres figuras y debajo debien cincelados guardapolvos, están en fila siete estatuas mayo-res del natural, rej^rcsentando once apóstoles, cuyo número com- HUESCA. .>; «asiji»^ Fachada de la Catedral 252 A R A f i ó N pletan hasta catorce el santo Precursor de Cristo y los ilustresmártires de Huesca Lorenzo y Vicente. Una antiquísima y sin-Lj¡^ular costumbre hace revestir de ropas sacerdotales á estas ca-torce efigies en el día del Señor, como si debiera almaaquella grandiosa solemnidad. Desgraciadamente el artífice notuvo en la elección de material el mismo acierto que en el tra-bajo; y la ingrata piedra desgastándose pierde los contornos delas figuras y la limpieza de los detalles que en ella imprimió elcincel. De los dos extremos del arco exterior arranca un ánguloó fiontón sobre el muro de la fachada, cuyo centro borda unrosetón de piedra en medio de elegantes aquí espirala obra de Olótzaga; el frontón ya no se elevó esbelto á toda sualtura terminando en pirámide, ó bien lo truncó el rústico co-bertizo que ahora lo defiende;


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