La literatura española; resumen de historia crítica . , que al lado de las her-mosas figuras de Fray Cristóbal o de un cardenal Borromeo coloque las dedon Abundo y Sor Gertrudis, y aun hay muchos católicos que hallan esomal en Manzoni, creyendo que la reverencia al orden sacerdotal y al estadoreligioso debe llegar a no descubrir defectos en los que lo han recibido yprofesan, como no sea tratándose de alguno que apostate), todavía era ma-yor la licencia en la pintura de liviandades y deshonestidades. La literaturadel Siglo de oro, escrita en gran parte por sacerdotes y observantisimosreligiosos
La literatura española; resumen de historia crítica . , que al lado de las her-mosas figuras de Fray Cristóbal o de un cardenal Borromeo coloque las dedon Abundo y Sor Gertrudis, y aun hay muchos católicos que hallan esomal en Manzoni, creyendo que la reverencia al orden sacerdotal y al estadoreligioso debe llegar a no descubrir defectos en los que lo han recibido yprofesan, como no sea tratándose de alguno que apostate), todavía era ma-yor la licencia en la pintura de liviandades y deshonestidades. La literaturadel Siglo de oro, escrita en gran parte por sacerdotes y observantisimosreligiosos (v. gr., Tirso de Molina), y toda ella por católicos fervientes, ofrecea cada paso cuadros de extraordinaria desenvoltura en materias del sextomandamiento, que escandalizan a los timoratos del día, y que, en efecto,no se ajustan al molde actual de una educación tener en cuenta: 1.° Que la literatura profana del Siglo de oro no tenía tendencia apo-logética, ni aun didáctica, cosa que no se consideraba necesaria existiendo. Alejandro Manzoni. (1784-1873) 60 DE NUESTRA LITERATURA EN EL SIGLO DE ORO unidad católica tan vigorosamente garantizada por el Santo Oficio. Ni laspoesías, ni las comedias, ni las novelas o los cuentos escribíanse entoncescon el fin de edificar y enseñar, sino, sencillamente, para distraer o a la virtud o enseñar verdades de orden sobrenatural o natural, con-siderábase a la sazón oficio de los libros espirituales o especialmentedidácticos. 2.° Que no hay en nuestra literatura de entonces nada que vaya for-malmente contra la moral cristiana en el sentido de verdadera contradiccióndoctrinal: el vicio es siempre condenado por nuestros autores, y siempreenaltecida la virtud. Y 3. Que lo que hay es desenfado en el pintar las costumbres, bue-nas o malas, sin que el autor se preocupe demasiado de cubrir con hojasde parra cosas que, después de todo, nadie ignora, o puede saber sin nece-sidad de a
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