España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . tro nuevo techo; tal vez los con-quistadores de Granada se de ver en él un deste-llo de las maravillas de la Alhambra )• una memoria de sus triun-fos; tal vez siervas manos trasplantaron allá un recuerdo de superdida patria. Sin embargo, no sirvieron tantas magníficas obraspara alegres fiestas ó regias solemnidades, sino para los severosé imponentes actos del tribunal de la Inquisición, que los ReyesCatólicos desde el asesinato de Arbués instalaron en su propiopalacio, como si á la sombra de su manto quisieran ponerle ácu


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . tro nuevo techo; tal vez los con-quistadores de Granada se de ver en él un deste-llo de las maravillas de la Alhambra )• una memoria de sus triun-fos; tal vez siervas manos trasplantaron allá un recuerdo de superdida patria. Sin embargo, no sirvieron tantas magníficas obraspara alegres fiestas ó regias solemnidades, sino para los severosé imponentes actos del tribunal de la Inquisición, que los ReyesCatólicos desde el asesinato de Arbués instalaron en su propiopalacio, como si á la sombra de su manto quisieran ponerle ácubierto de la audacia de sus enemigos. Allí permaneció el SantoOficio hasta 1706, y en 1759 se fijó en su última residencia dela calle de Predicadores, casa un tiempo de los duques de Villa-hermosa, y ahora destinada á cárcel pública. Vicisitudes semejantes á las de la mansión de los reyes han ARAGÓN 421 sufrido en Zaragoza las casas particulares. Mientras subsistió ensu robustez el feudalismo, los ricos-hombres y la nobleza heredi-. ZARAGOZA. — Patio df. la casa ue Pardo taria moraban en sus castillos de los montañas, y las principaleshabitaciones de la capital pertenecían á honrados y ricos ciuda-danos, á simples caballeros, á íamilias menos distinguidas porantiguos hechos de armas que por ejercicio de cargos públicos 422 ARAGÓN y magistraturas. Fundidas hasta cierto punto en el siglo xvi lasdos clases de nobleza, y variadas las condiciones de la sociedad,reformóse bajo un tipo general el caserío, no tanto, sin embargo,que no retengan aún los barrios su peculiar fisonomía según lacondición de sus pobladores. Escasean en respetables solares losde la otra parte del Mercado y del Coso, al par que abundanmás que los otros en devotas capillas y en siniestras cruces demadera, testimonios de un pueblo tan piadoso por sus hábitoscomo violento por sus pasiones. El cuadrilongo Mercado circuí-do de pórticos á los dos lados, en el viejo balcona


Size: 1449px × 1725px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1880, bookpublisherbarce, bookyear1884