América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . irar el arco sin es-torbo alguno. — ¿Cuántos hijos tienes? pregunto áuna de ellas; y me responde mostrándometres rayas encarnadas trazadas en el barras paralelas, que parecen los ga-lones que llevan en el brazo lo- soldadosviejos para indicar sus años de servicio,sirven para dar á conocer cuántos okiri ^(hijos varones) han engendrado estas des-dichadas. Una de ellas me conoce por híberme visto en el Vari; á la sazón era es-jposa de un peito de Yacuman, llamado Culun, que la ha despedid
América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . irar el arco sin es-torbo alguno. — ¿Cuántos hijos tienes? pregunto áuna de ellas; y me responde mostrándometres rayas encarnadas trazadas en el barras paralelas, que parecen los ga-lones que llevan en el brazo lo- soldadosviejos para indicar sus años de servicio,sirven para dar á conocer cuántos okiri ^(hijos varones) han engendrado estas des-dichadas. Una de ellas me conoce por híberme visto en el Vari; á la sazón era es-jposa de un peito de Yacuman, llamado Culun, que la ha despedido porque no podia avenirse]con su otra mujer, más joven que ella. Apatú conoce otra, de la cual se separó su maridoporque era demasiado parlanchína, etc., etc. Las amazonas legendarias no eran otra cosasino mujeres repudiadas. Es inútil decir que no encuentro caza alguna en las viviendas de estas míseras criaturque, en vez de aprender á manejar el arco, han pasado su juventud criando hijos quecrueles maridos han arrancado de su seno materno. Mi comida se compone de medio ph. Trampa para coger caimanes EXPLORACIÓN DEL OYAPOCK Y DEL PARÚ 193 asado al rescoldo y de unas cuantas almejas que las pobres mujeres han ido á coger al la costumbre india de no hacer regalos, doy un cuchillo y algunas agujas á mis hués-pedas, y al rayar el dia me apresuro á salir de aquella mansión que dista mucho de ser en-cantadora. He perdido mis postreras ilusiones sobre la leyenda de las bellas amazonas. Al volver al vado encuentro al hijo de Yacuman almorzando un manjar que no le envidiopor cierto. Sentado ante un nido de térmites que ha encontrado, mete una hoja de maripaentre estos insectos, los cuales se agarran á ella; y entonces el indio, llevándosela á la boca,tritura con muy buen apetito puñados de hormigas.
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