. Madrid viejo : crónicas, avisos, costumbres, leyendas y descripciones de la villa y corte en los siglos pasados. ral, se pusieronlas mesas para la merienda dé las damas, y enel camarín del Duque las de los Reyes, Altezasy personas Reales. Desde el camarín ó desde lamesa Real,-se veían, por varias celosías, las me-sas de las damas de la Reina y señores de laCorte. Se sirvieron 200 platos grandes y otros tan-tos de aperitivos, compuestos aquéllos y éstosde ojos de vaca, gallinas, pichones, ternera asa-da ú ojaldrada, pavo, arroz con leche, carneroasado, salmón, pemiles, pato lardado, piernasde


. Madrid viejo : crónicas, avisos, costumbres, leyendas y descripciones de la villa y corte en los siglos pasados. ral, se pusieronlas mesas para la merienda dé las damas, y enel camarín del Duque las de los Reyes, Altezasy personas Reales. Desde el camarín ó desde lamesa Real,-se veían, por varias celosías, las me-sas de las damas de la Reina y señores de laCorte. Se sirvieron 200 platos grandes y otros tan-tos de aperitivos, compuestos aquéllos y éstosde ojos de vaca, gallinas, pichones, ternera asa-da ú ojaldrada, pavo, arroz con leche, carneroasado, salmón, pemiles, pato lardado, piernasde carnero, gigote de cabrito, conejos en pepi-toria, chanfaina de menudos, guindas, limas,dulces, almendras, pasas, orejones, natillas, en-salada de lechugas con huevos duros, alcapa-rras, nabos, espárragos, rábanos, aceitunas, pe-ras, requesones y olla podrida, que no faltó eneste monstruoso Menú de la gula aristocrática. Las mesas estuvieron servidas por criadosdel Rey, con librea, que fueron asistidos pormás de cien mozos ordinarios de comedor. Enla calle y plaza de San Andrés, se pusieron. LA CALLE DE SAN ANDRÉS 3OI grandes mesas para los criados de palacio y losde todos los convidados. A estas mesas, que seasemejaron á las de las bodas de Camacho y álos puestos de ferias, se llamó al pueblo, luegoque comieron los criados, para que participaradel festín. Con destino á esta opípara merienda, que al-gunos autores contemporáneos describieron de-talladamente en las crónicas de Madrid y Alca-lá, los vasallos del Infantado hubieron de con-tribuir con toda la caza y volatería que pudie-ron cobrar en los Estados del Duque. El deLerma hizo alarde bizarro, regalando el platode honor, consistente en una trucha fenomenal,grande como una tintorera,que hizo traer desúsposesiones de Castilla, y de la cual comieronmás de cien personas; ¡si sería trucha! Al Rey le dieron una imagen de la Virgen, deoro, con brillantes y cien pares de guantes deámbar, cueros


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