La Mujer . el Juncal.—Mis heridas. Habría que arreglar tantoen esta producción, que no alcanzaría el tiempo de quepodemos disponer. Pero ya que una vez tieso de susheridas volvió á hacerse cargo del cuartel sublevado, lofelicitamos muy cordialmente nada más. R. Trillo.—Como de Junio á la fecha han ocurridocambios en el personal de nuestra redacción, habrán su-frido extravio indudablemente sus composiciones, lo quedeploramos. Si usted se sirviera enviárnoslas de nuevo,se lo agradeceríamos mucho. M. S Torres.—Buena es Reconciliación y se publicará. Al Cementerio.—Su Elegía A. Santerto, es u


La Mujer . el Juncal.—Mis heridas. Habría que arreglar tantoen esta producción, que no alcanzaría el tiempo de quepodemos disponer. Pero ya que una vez tieso de susheridas volvió á hacerse cargo del cuartel sublevado, lofelicitamos muy cordialmente nada más. R. Trillo.—Como de Junio á la fecha han ocurridocambios en el personal de nuestra redacción, habrán su-frido extravio indudablemente sus composiciones, lo quedeploramos. Si usted se sirviera enviárnoslas de nuevo,se lo agradeceríamos mucho. M. S Torres.—Buena es Reconciliación y se publicará. Al Cementerio.—Su Elegía A. Santerto, es una verdaderaHeregía. Ni á los enterradores les agradarla. R. Singlero.—Q,n> no sepa ella que Vd. es el autor de esos versos dedicados á la misma: porque si tiene simpatías por Vd. las perdería definitivamente. B. Conteras y A. Maleta.—¿A mí con amenazas?¡Oh! no me causan pavorvuestros semblantes esquivos:jamás, ni muertos ni vivoshumillareis mi valor, etc.,


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