La Mujer . Gritos femeniles de auxilio sonaban dentro de lalitera; amenazas en la calle, ruido de aceros, hastaque llegando la justicia, representada por una jauríade corchetes, lariña trocóse encombate general,del que, uno delos que primeroacudieron en so-corro de la litera,aprovechando laconfusión , sacódel vehículo á mujer des- mayada y huyó ^con élla en susbrazos. Pocos momentos después se hallaban en un des-mantelado albergue donde la dama vuelta en sí, sequedó asombrada al ver al hombre que tenía en supresencia: —Vos!.... Sois vos quien me ha salvado!.... — Yo, señora,—contestó aque


La Mujer . Gritos femeniles de auxilio sonaban dentro de lalitera; amenazas en la calle, ruido de aceros, hastaque llegando la justicia, representada por una jauríade corchetes, lariña trocóse encombate general,del que, uno delos que primeroacudieron en so-corro de la litera,aprovechando laconfusión , sacódel vehículo á mujer des- mayada y huyó ^con élla en susbrazos. Pocos momentos después se hallaban en un des-mantelado albergue donde la dama vuelta en sí, sequedó asombrada al ver al hombre que tenía en supresencia: —Vos!.... Sois vos quien me ha salvado!.... — Yo, señora,—contestó aquel hombre inclinándo-se,—Juan Ruiz Alarcón y Mendoza, vuestro humildeservidor. El secretario de vuestro padre en Méjicoque después de sepultar á su pobre madre, abandonósu patria para venir á España. Yo, señora, la burlade los cortesanos palaciosos y de quien Juan Fernán-dez dice: Tanto de corcova atrás . Y delante Alarcón tienes,Que saber es por demásDe dónde te coreo vi


Size: 2001px × 1248px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1890, booksubjectwomen, bookyear1899