España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . ueblo; pero confesamos que aquel cuadro, pintores-co y agradable, pierde mucho de su nativa belleza bajo un cielogris, que no da tonos, ni hace resaltar los colores, ni engendraalegría en el espíritu de quien lo contempla, produciendo elefecto de un hermoso paisaje de Pérez del Camino ó de Sáinz,que fuera contemplado á ja luz incierta de una bugía. Ocupa el Astillero de Guarnizo el vértice de las rías de San-tander y de Solia, y su disposición natural, unida á los recuer-dos que su apelativo despierta,—incentivo son para el viajero 4o


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . ueblo; pero confesamos que aquel cuadro, pintores-co y agradable, pierde mucho de su nativa belleza bajo un cielogris, que no da tonos, ni hace resaltar los colores, ni engendraalegría en el espíritu de quien lo contempla, produciendo elefecto de un hermoso paisaje de Pérez del Camino ó de Sáinz,que fuera contemplado á ja luz incierta de una bugía. Ocupa el Astillero de Guarnizo el vértice de las rías de San-tander y de Solia, y su disposición natural, unida á los recuer-dos que su apelativo despierta,—incentivo son para el viajero 4o6 SANTANDER que trate de conocer la historia de la Montaña. No anduvieronen realidad desacertados los armadores que escogieron este sitiopara construir sus embarcaciones en edad no muy remota perono determinada, porque el terreno, como dice elegantemente elescritor montañés á quien tomamos por guía,— «parece de pro-pósito inclinado por la naturaleza para que las naves caiganblandamente desde la grada al mar», y porque «sus marismas. Embarcadero del antiguo Astillero de Guarnizo ofrecen vasto espacio para parques de esas maderas singularesque el cieno marino preserva y cura». Acaso allí fuera puestala quilla á la galera con que el Almirante Bonifaz rompía intré-pido la cadena que defendía el puente sevillano en 1248, y áaquellas otras que en Gibraltar, Tarifa, Guardamar y en tantasotras partes, lo mismo en los tiempos medios que en los de laEdad Moderna, ejecutorian la destreza de los navieros santan-derinos, y el arrojo de los marineros cántabros. Ya en los díasde los monarcas de la casa de Austria, desde que en 1639 el be-licoso arzobispo de Burdeos quemó en el astillero de Santoñaalgunos galeones y destruyó á Laredo,—suena en la historia de I SANTANDER 407 la armada el Real Astillero de Gtiar^iizo, que «tuvo principiobajo el gobierno del General Pimienta en el año 1645» (i);pero hasta aquellos otros en que Felipe de Anjou afirma en


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