La Mujer . Sarah Bernhardtrepresentandoal Rey de Roma el ánimo apocado del fugitivo la inquietud y la duda,teme las consecuencias de su evasión y quiere volverá Schoenbrunn. El intrépido Flambeau le conduce en-tónces al campo de Wagram, lugar de la famosa ba-talla, y evoca los recuerdos de la jornada heroica, lasilueta de Napoleón sobre su caballo blanco, la cargade la guardia al grito de ¡Viva el emperador! y luegola batalla, espantosa, horrible, y por fin, la victoria,la sublime victoria. El duque se anima, se entusiasmaal oír á Flambeau, y se dispone seguir camino de Pa-. rís cuando se oye
La Mujer . Sarah Bernhardtrepresentandoal Rey de Roma el ánimo apocado del fugitivo la inquietud y la duda,teme las consecuencias de su evasión y quiere volverá Schoenbrunn. El intrépido Flambeau le conduce en-tónces al campo de Wagram, lugar de la famosa ba-talla, y evoca los recuerdos de la jornada heroica, lasilueta de Napoleón sobre su caballo blanco, la cargade la guardia al grito de ¡Viva el emperador! y luegola batalla, espantosa, horrible, y por fin, la victoria,la sublime victoria. El duque se anima, se entusiasmaal oír á Flambeau, y se dispone seguir camino de Pa-. rís cuando se oye llegar la guardia que Metternich h;»mandado en su busca. Pero el veterano del granEjército, antes que caer en manos del aborrecidopríncipe, se da una puñalada, y víctima de espantosodelirio, que le hace creer que está asistiendo aún á lasangrienta batalla, agoniza á los pies del duque quevela su cadáver en la negrura de la noche, ante lainmensa llanura de \\agrani. hasta que llega la guardia, le sorprende )• le lleva á Schanbrunn en dondefallece á los pocos días. Más ¡ cuán pálido resulla este relato al lado delmagnífico conjunto de la obra! Y, ¿cómo describir¡os maravillosos efectos que ha sabido sacar Rostandde esa intriga? ¿Cómo explicar las diversas emocio-nes que experimenta el espectador ante la escena delsastre y la costurera linjidos. hablando de modas, te-las, encajes y figurines á las damas y seño» as de lacorte, mientras enteran al duque del complot que fra-guan en su favor; la del baile de máscaras con frivolidades
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