. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. ulos, el lujo de lasventanas, la faja que corre todas las paredes, y los ricos modi-llones que apean la cornisa? Es verdad que en la portada delfrontis un pilar había de contener una estatua, tal vez de laVirgen, que sobre el dintel un ángel extiende sus grandes alas,y que én los ángulos otras imágenes benditas ocupan las repi-sas ; mas esto así concuerda con el espíritu de aquellos buenostiempos, que no se reputaría como hija legítima suya la fábricadonde ello se echase menos. La religión entonces vivificaba lospueblos, y era el común


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. ulos, el lujo de lasventanas, la faja que corre todas las paredes, y los ricos modi-llones que apean la cornisa? Es verdad que en la portada delfrontis un pilar había de contener una estatua, tal vez de laVirgen, que sobre el dintel un ángel extiende sus grandes alas,y que én los ángulos otras imágenes benditas ocupan las repi-sas ; mas esto así concuerda con el espíritu de aquellos buenostiempos, que no se reputaría como hija legítima suya la fábricadonde ello se echase menos. La religión entonces vivificaba lospueblos, y era el común objeto á que se encaminaban los hechosde los hombres y los esfuerzos del espíritu. Si la caballeríacalzó sus espuelas invocando á San Jorge, y las artes mecánicasconsagraron sus ruedas, sus telares y sus martillos á patronossantificados; las ciudades hicieron esculpir en sus puertas elSanto Ángel de la Guarda, las corporaciones municipales deli-beraron en presencia de las imágenes de los que eligieran por C/) U o:<:u < <(X). 8^4 ISLAS BALEARES abogados, y hasta en los castillos, no siempre mansiones de pazy justicia, hubo una pequeña capilla dedicada al príncipe de lasmilicias celestiales. Este sentimiento de piedad presidía en laconstrucción de los monumentos públicos; y cualquiera quefuese su destino, la mano del artífice lo consignaba con repre-sentaciones materiales de aquellos bienaventurados bajo cuyasalvaguardia se ponía la obra.—Cambio y trastorno imperdo-nables á la mal llamada restauración! hoy nos parece impropiade las fábricas públicas la loable práctica de aquellos siglos defe y de heroísmo; y mientras afectamos no comprender cuál seala significación de las santas imágenes en los tímpanos y en lasesquinas, ponemos sobre nuestras cabezas la colocación de es-tatuas mitológicas, los grupos inhonestos y fríos y absurdos,las desvergüenzas de la pagana Italia, las apoteosis de los reyesy magnates vestidos á la romana


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