. Boletín del Museo Nacional de Chile. Natural history. boletín del museo nacional lo produce; su afán es unir dos o tres hilos para tener un punto de apoyo que sirva de base a la trama que va a formar en seguida; con tesón i per- severancia ella logara su objeto i una vez obtenido, sigue distribuyendo en otras direcciones las hebras de su hilo interminable, pegándolas fácil- cilmente a las ya existentes con solo tocarlas, logrando formar así una especie de armazón de su capullo; nuevas hebras hábilmente colocadas van dando mas consistencia a la construcción, que aparece ya como una fina i dim


. Boletín del Museo Nacional de Chile. Natural history. boletín del museo nacional lo produce; su afán es unir dos o tres hilos para tener un punto de apoyo que sirva de base a la trama que va a formar en seguida; con tesón i per- severancia ella logara su objeto i una vez obtenido, sigue distribuyendo en otras direcciones las hebras de su hilo interminable, pegándolas fácil- cilmente a las ya existentes con solo tocarlas, logrando formar así una especie de armazón de su capullo; nuevas hebras hábilmente colocadas van dando mas consistencia a la construcción, que aparece ya como una fina i diminuta jaulita ovalada; la pequeña artífice sigue trabajando sin descanso, agregando i agregando nuevos hilos a la trama que forma la pared de su capullo, tras la cual comienza a ocul- tarse poco a poco; momentos mas tarde aun es posible vislumbrarla a través del tejido que ha formado, moviendo siem- pre el estremo del cuerpo por donde sale la hebra trasparente, con la cual refuerza por dentro aquellas partes que han que- dado débiles; por último, se hace com- pletamente invisible dentro del capuilito blanco que trabajó con tanta perfección en un tiempo no mayor de media hora, i cuyos progresos hemos seguido paso a paso bajo las lentes de nuestro microsco- pio binocular. Los capullos quedan a veces adhe- ridos a las espinas de la piel de la oruga muerta, o bien se les encuentra forman- do grupos mas o menos numerosos en las grietas de los troncos o en otras par- tes del árbol. Cuando ya el insecto ha concluido su desarrollo dentro del capullo, lo rompe en un estremo, levantando una tapita perfectamente circular, que presenta sus bordes cuidadosamente trabajados, como si hubieran sido [hechos por un fino i cortante instrumento de acero. Sin embargo, son sólo las mandí- bulas del recien nacido las que han hecho semejante labor en la pared re- lativamente gruesa i resistente del capuHo!. KiG. 71.—Capullos de Aparitelcs que rodean la oruga muerta. (^Scgim Howar


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