El doncel de don Enrique, el doliente; historia caballeresca del siglo XV . a guar-nición del castillo, en el caso de versereducida al último eslremo por un ejérci-to aguerrido y numeroso. Por una de estasminas, pues, escaparon los encubiertos; desuerte qu<; ya se hallaban nmy lejos de Ma-drid cuando pudieron llegar sus persegui-dores á la boca de la «nina , habiéndoles si-do preciso reunirse, armarse, salir del al-cázar, y dar un gran rodeo para su objeto,pues perseguirlos por la misma mina era (32) caso imposible, puesto que habiendo sus-traído y llevado las llaves de las diversaspuertas
El doncel de don Enrique, el doliente; historia caballeresca del siglo XV . a guar-nición del castillo, en el caso de versereducida al último eslremo por un ejérci-to aguerrido y numeroso. Por una de estasminas, pues, escaparon los encubiertos; desuerte qu<; ya se hallaban nmy lejos de Ma-drid cuando pudieron llegar sus persegui-dores á la boca de la «nina , habiéndoles si-do preciso reunirse, armarse, salir del al-cázar, y dar un gran rodeo para su objeto,pues perseguirlos por la misma mina era (32) caso imposible, puesto que habiendo sus-traído y llevado las llaves de las diversaspuertas los encubiertos, era claro que ha-brían ido cerrándolas todas sucesivamentetras sí, como con la primera de la cá-mara habia hecho el gefe de ellos , conel prudente objeto de asegurarse las es-paldas. Dejemos á don Enrique á la cabezade los oficiales de su casa corriendo elcampo del moro en busca de su robadaElena, y pidamos al lector un ligero des-canso, que después de la pasada refriegay aventura estraordínaria referida habe-Daos en gran manera (33) CAPULLO XI. Cuando el conde aciursto TÍdo fudrase para el palaciodonde el icy solía e?tar,saludó á todos los grandes,la mano al rey fue á del conde Grimaltos , Silva da varios rom. J_JA pequeña corte de la antecámara dedon Enrique, que dejamos en anteriorescapítulos descrita, era un imperfecto ypálido remedo de la del muy alio y pode-roso rey don Enrit/ue III. Veíanse lucir en en esta á mas de losque tenían los primeros oficios de la realrasa de su alteza las principales digni-dades de Castilla. Hallábanse en derredordel trono á derecha é izquierda, y por elorden de su dignidad y favor, el Luencondestable don Pvui López ]JávaIos, elalmirante don Alfonso Enriquez , don Fa-drique , duque de Benavente, don (rasión,T. II. 3 (34)conde de Modinaceli, el conde don JuanAlfonso de Niebla, los maestres de San-tiago y Alcántara , el mariscal don GarciGonzález de Herrera , don Juan de
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