Revista contemporánea . quise dormir cercade los desposados. Un dragón de siete cabezas debía salir ydevorarlos, y si no lo crees, mira debajo de mi almohada.—Fueron y hallaron, en efecto, las cabezas.—Yo fui quien lomató. Tu hijo vió la espada en mis manos y creyó iba ámatarlos. No puedo decirte más. Quedó convertido en piedra hasta la cabeza. Le hicieron un sepulcro. El hijo del Rey se levantó, se puso en camino y marchó. —Por espacio de siete años él anduvo por mí y debo hacerotro tanto por él. Y marchaba. En cierto paraje encontró agua, bebió y seacostó. El calvo se le apareció en sueños.
Revista contemporánea . quise dormir cercade los desposados. Un dragón de siete cabezas debía salir ydevorarlos, y si no lo crees, mira debajo de mi almohada.—Fueron y hallaron, en efecto, las cabezas.—Yo fui quien lomató. Tu hijo vió la espada en mis manos y creyó iba ámatarlos. No puedo decirte más. Quedó convertido en piedra hasta la cabeza. Le hicieron un sepulcro. El hijo del Rey se levantó, se puso en camino y marchó. —Por espacio de siete años él anduvo por mí y debo hacerotro tanto por él. Y marchaba. En cierto paraje encontró agua, bebió y seacostó. El calvo se le apareció en sueños.—Toma ahora unpoco de esta tierra y ve y arrójala inmediatamente sobre misepulcro. Durmió mucho. Cuando se levantó, tomó la tierra y laarrojó sobre el calvo se levantó.—¡Cuánto he dormido!—dijo. —Tú anduviste por mí siete años y siete años he andadoyo por ti. Le tomó de la mano, le condujo á palacio, y le hizo ungran personaje.» J. DE DlOS DE LA RADA Y COSAS DE MADRID Continuación (i). INFORMES DE UN la manera que un sosegado río al aproximarse áterreno más desigual, apresura su corriente unasveces, ó bien forma remanso para continuar sucurso con mayor rapidéz antes de confundir susaguas con los afluentes que han de enriquecerlas dándolasnuevo nombre, así las costumbres de Madrid en el punto enque estamos, habían cambiado apenas, por más que avanzandounas veces hacia lo desconocido, deteniéndose otras como ásu pesar, demostraban con indicios seguros no estar lejanoel tiempo en que hubieran de variar por completo, ó mejordicho, desaparecer en el tráfago de acontecimientos fun-damentales que alteraron la faz de la nación, sin dejar espacioá otros usos que, sustituyeran á los pasados. Vendrán despué ahora marchan sin carácter y á la ventura; cuando le ten-gan, no faltará quien forme su abolengo.
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