. Fabulas. ra que te sacies. —[Treinta no más! (clamó el hombre). Es un soplo, es un instante. Con plazo tan reducido, ¿Qué ha de poder disfrutarse? Dame cien años lo menos, O si no, recoge y dame Todos los que el mono, el perro Y el asno dejaron úpiter condescendió. Bien que no de buen talante, Y explicó de esta maneraSu decreto inalterable: —Al asno, al perro y al monoLa vida les heredaste;Les heredarás tambiénCon ella sus años de vida de hombreTendrás feliz y agradable;Pero de bestia seráDesde treinta en adelante. 250 OBRAS DE HARTZENBUSCH De los treinta á los cin


. Fabulas. ra que te sacies. —[Treinta no más! (clamó el hombre). Es un soplo, es un instante. Con plazo tan reducido, ¿Qué ha de poder disfrutarse? Dame cien años lo menos, O si no, recoge y dame Todos los que el mono, el perro Y el asno dejaron úpiter condescendió. Bien que no de buen talante, Y explicó de esta maneraSu decreto inalterable: —Al asno, al perro y al monoLa vida les heredaste;Les heredarás tambiénCon ella sus años de vida de hombreTendrás feliz y agradable;Pero de bestia seráDesde treinta en adelante. 250 OBRAS DE HARTZENBUSCH De los treinta á los cincuentaEn tí lloverán afanes;Mantendrás casa y familiaCon tu labor allí á los sesenta y cinco,Adorando en lo que guardes,No descansarás, temiendoQue todos van á de allí pasas, entonces,Perdidas tus facultades,Te harán fábula del mundoChocheces mil veces te fueraCon mi gusto conformarte;Bien te di, pediste mal:Quien lo quiso, que lo


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