España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . de aquella sima, que velada enparte por el vapor mismo de la catarata, acrecienta su horror ysus dimensiones; y del fondo de las negras aguas parece próxi-ma á levantarse una voz lúgubre y temerosa, cual la que invitabaá lanzarse en los encantados lagos á los errantes paladines. Perodescendiendo á las márgenes del río, se contempla mejor desdeabajo el sublime efecto del terrible salto, cuya imagen y símilmenos grandioso es el de la cola de caballo que por nombrelleva. Deshecha en polvo el agua casi á la mitad de su caída,pierde la comp


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . de aquella sima, que velada enparte por el vapor mismo de la catarata, acrecienta su horror ysus dimensiones; y del fondo de las negras aguas parece próxi-ma á levantarse una voz lúgubre y temerosa, cual la que invitabaá lanzarse en los encantados lagos á los errantes paladines. Perodescendiendo á las márgenes del río, se contempla mejor desdeabajo el sublime efecto del terrible salto, cuya imagen y símilmenos grandioso es el de la cola de caballo que por nombrelleva. Deshecha en polvo el agua casi á la mitad de su caída,pierde la compacta redondez y deslumbradora blancura del cho-rro; y el vapor que cae y el que de la recudida se levanta formanuna finísima lluvia de rocío que salpica á larga distancia, y queconvierten en dorada atmósfera los rayos del sol. Sin embargono es sólo el espanto y la desnudez lo que allí dentro mora; la 588 ARAGÓN pomposa en las ásperas pendientes y viste loscortados ribazos, cuelgan los árboles asomados al abismo, revo- veeetacion crece. Monasterio de Piedra. —La Olmeda lotean por el húmedo ambiente las palomas salvajes anidándoseen grutas cuya boca cierra la cascada con barrera de transpa-rente cristal, y sabrosas truchas se nutren en aquel hervidero de ARAGÓN 589 aguas, que anonadadas al parecer con su catástrofe quedan poralgún trecho como inmóviles y estancadas. Espantados del fra-gor de la caída dos copiosos arroyos, desmembrándose á tiempode la corriente principal, buscan más suave declive para despe-ñarse; y su errante curso, saltando de grada en grada al travésde la ladera, contrasta con el gran salto perpendicular de sucompañero, como la sagaz acción del político con la ruidosagloria del conquistador. Prolóngase el barranco á lo largo del río; y cuando los cau-dales de éste derramados por las campiñas superiores suplenpara el riego las sequedades del verano, reúnense á su antiguamadre precipitándose desde lo alto y formando u


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