. Fabulas. epetía),Que un profeta de Dios hízome un día:—Tendrás consorte de virtud colmada Y de rostro y de tino sobrehumano,Si la doncella eliges que no temaDejarte ver, en su siniestra mano,Maltratada del índice la yema. —Tu amante Rey ansioso te pregunta¿Qué hizo ese pobre dedo por la punta,Que algo se me presenta deslucido, FÁBULAS 465 Por parecer estar como roído? Responde Ester modesta: —Fácil es la respuesta, Señor, que darte puedo: Esto es que en mi labor me coso el dedo. —Tú eres la compañera peregrina (Exclama el Rey) que el cielo me destina. Él ha querido que mi esposa fuera. Sobre


. Fabulas. epetía),Que un profeta de Dios hízome un día:—Tendrás consorte de virtud colmada Y de rostro y de tino sobrehumano,Si la doncella eliges que no temaDejarte ver, en su siniestra mano,Maltratada del índice la yema. —Tu amante Rey ansioso te pregunta¿Qué hizo ese pobre dedo por la punta,Que algo se me presenta deslucido, FÁBULAS 465 Por parecer estar como roído? Responde Ester modesta: —Fácil es la respuesta, Señor, que darte puedo: Esto es que en mi labor me coso el dedo. —Tú eres la compañera peregrina (Exclama el Rey) que el cielo me destina. Él ha querido que mi esposa fuera. Sobre insigne beldad, gran costurera; Recibe ufana la real corona Que tus méritos altosgalardona. Esto, que dicho así parece cuento,No es así en el Antiguo toma de un escrito de aljamía, Y á fábula de allí se le la verdad en ella se trasluceEn medio de arabesca fantasía, Y es útil documento Para dar su valor entre cristianosA la buena mujer de buenas - Lxni - 30 LA LIBRA DE SALMÓN. vale hoy el salmón?—La libra un í en la comercial CarreteríaPreguntaba un canónigo de Cuenca, Y así le respondía Su oficial vendedor de trucha y égaseles llorando un zalamero.—Sáquenme (repetía) de mi apuroEl garbo y la piedad ébole al Barrabás de mi caseroNo más de veinte reales; Y si hoy no se los pago, él, en castigo,A la tarde me deja sin abrigo; Y la estación es fría, Y este andrajo es, que veis, la ropa mía.—Hácesme petición un poco gruesa(Repuso el padre); mas urgiendo el caso,Porque no te me quedes hoy al raso,Yo sin principio dejaré mi mesa. 468 OBRAS DE HARTZENBUSCH —¡Qué bola mi Don Cándido se traga!(Gruñó allá el pescadero en su capote).Saca su duro el blando sacerdote, Y diciendo al llorón,—Toma, hombre, y paga,Fuese la calle arriba, Con dulces pensamientos ocupado,Que á un acto de virtud son viendo al capellán de allí apartado,Va y dice al del salmó


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