Cronica de Enrique IV . zabapara entrar en acción. Pero mientras por ambas 020 A. DE FALENCIA partes se preparaban para el combate, algunos delos peones delanteros tomaron algún respiro, é in-mediatamente los jinetes, según costumbre de la?caballería irregular, empeñaron cayeron tres caballeros de los desterradosal empuje del denodado joven Alfonso de Silva,hermano del Conde, y seguramente no hubieratardado en trabarse campal batalla si milagrosa-mente no hubiese separado á los combatientesuna recia tormenta de agua y granizo, y si la no-che, que ce venía encima, no les hubie


Cronica de Enrique IV . zabapara entrar en acción. Pero mientras por ambas 020 A. DE FALENCIA partes se preparaban para el combate, algunos delos peones delanteros tomaron algún respiro, é in-mediatamente los jinetes, según costumbre de la?caballería irregular, empeñaron cayeron tres caballeros de los desterradosal empuje del denodado joven Alfonso de Silva,hermano del Conde, y seguramente no hubieratardado en trabarse campal batalla si milagrosa-mente no hubiese separado á los combatientesuna recia tormenta de agua y granizo, y si la no-che, que ce venía encima, no les hubiese aconse-jado retirarse los unos á Toledo y los otros á otropunto. Más tarde acabó de templar sus ansias depelea la orden de la Reina para que se presentarantodos en Ocaña y allí se sometiesen las rivalidadesá términos del derecho, acallando todo estímulode disputa. Así la extremada diligencia de la Reinaarregló cuanto había perturbado la ambición deos Grandes ó la corrupción de las CAPITULO III


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