América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . dijo uno de los guías. Voy á buscar el pasaje, pues hace ya algunosaños que no he venido por aquí y de entonces acá los bejucos lo han invadido todo. Y empuñando el machete, ora andando á gatas, ora cogiéndose á las yerbas, nuestrosguías buscaron con ardor el medio de ganar una angosta banqueta que formaba una especiede alero sobre el abismo. Por último uno de ellos consiguió el deseado objeto. El tronco deun árbol muerto le facilitó el paso. Agarróse á él con firmeza, en tanto que nosotros nos pr


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . dijo uno de los guías. Voy á buscar el pasaje, pues hace ya algunosaños que no he venido por aquí y de entonces acá los bejucos lo han invadido todo. Y empuñando el machete, ora andando á gatas, ora cogiéndose á las yerbas, nuestrosguías buscaron con ardor el medio de ganar una angosta banqueta que formaba una especiede alero sobre el abismo. Por último uno de ellos consiguió el deseado objeto. El tronco deun árbol muerto le facilitó el paso. Agarróse á él con firmeza, en tanto que nosotros nos pre-parábamos para bajar. El flanco de la roca presentaba un punto saliente en el cual ya que no mantenerse, podíauno agarrarse, con tal de que le sujetaran desde arriba. Me hice pasar una cuerda por lacintura y arriaron el cable hasta que hube llegado ala banqueta. Entonces, tendido boca abajo,fui avanzando hasta ganar una abertura oblicua paralela á los lechos de arenisca: habia llega-do á la entrada de las sepulturas, y pocos momentos después mis compañeros se reunían. Un h ormiguero conmigo. VIAJE Á LA AMÉRICA EQUINOCCIAL 64I Sobre la misma roca yacían revueltos en desorden montones de huesos humanos mezcla-dos con placas de arenisca delgadas y hojosas que se habían desprendido del techo de lagruta: veíanse allí tibias, vértebras, clavículas, fémures y cráneos rotos; algunos dientes lima-dos y restos de bramante de pita finamente torcido. Este bramante era una especie de adornocon que los indios panchas ataban los labios secos de los difuntos, según una costumbre queaún se practica entre los indígenas del Choco. Veíase además algún fragmento de cacharroque no tenia ningún punto de semejanza con los objetos con que los antiguos peruanos rodea-ban á sus momias, y que aún hoy se encuentran con tanta abundancia en las huacas delEcuador. Los que transportaron los cadáveres de sus hermanos á tan grandes alturas no


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