Cronica de Enrique IV . combateshacían fracasar sus empresas marítimas. Así,por ejemplo, mientras D. Fernando ejecutaba loreferido y la Reina sometía á Trujillo y se la en-tregaban ó hacía arrasar las demás fortalezas delos portugueses ó de sus favorecedores, aquéllostripularon una galera con soldados singulares, y,ensoberbecidos con sus triunfos, recorrieron conella el mar, desde Gibraltar á Ceuta, para estor-bar la navegación álas embarcaciones á toda fuerza de remos, y con vientomuy favorable, en persecución de des galeras deAlvaro de Nava, la excesiva velocidad y el ansia


Cronica de Enrique IV . combateshacían fracasar sus empresas marítimas. Así,por ejemplo, mientras D. Fernando ejecutaba loreferido y la Reina sometía á Trujillo y se la en-tregaban ó hacía arrasar las demás fortalezas delos portugueses ó de sus favorecedores, aquéllostripularon una galera con soldados singulares, y,ensoberbecidos con sus triunfos, recorrieron conella el mar, desde Gibraltar á Ceuta, para estor-bar la navegación álas embarcaciones á toda fuerza de remos, y con vientomuy favorable, en persecución de des galeras deAlvaro de Nava, la excesiva velocidad y el ansia dedarlas alcance la hizo chocar con un escollo ocultopor las aguas. Ni uno solo de los soldados escapódel naufragio; salváronse á nado los demás tripu-lantes, pero quedaron condenados perpetuamenteal remo. Entre los cien hombres ahogados, la ma-yor parte nobles, el Comendador de Nodar hallóen las olas el término de sus desdichas. Los otros8o, condenados al remo, envidiaban la suerte delos CAPITULO Vi Desmanes de D. Alfonso Aguí lar:—Correríasde los granadinos. rastornos intestinos vinieron á oscure-cer este triunfo de los andaluces, porquela maldad de los tiranos hacía pulularlos escándalos por todos los pueblos. Cuanto máspróxima veían la llegada de la Reina, con mayorahinco tramaban conjuraciones, y sus emisariosiban de casa en casa excitando los ánimos concor-des á novedades de donde pudiera originarse ladesesperación de futuro remedio. Encontró enCórdoba oportuna ocasión para inmediatos dis-turbios D. Alfonso de Aguilar, hombre astuto ydesde su niñez inclinado á la tiranía. Con elfin de librarse de la nota de desear el triunfodel rey de Portugal, aborrecido de los castella-nos, acogió bien á Diego de Merlo, enviado porla Reina al corregimiento de Córdoba, teatro demultitud de crímenes cometidos por hombres des-almados, reos de presas, latrocinios y asesinatos,y desprovistos de toda noción de justicia y de todotemor ai


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